Tiene mucha razón el periodista y escritor Jorge Zepeda Patterson: el presidente Andrés Manuel López Obrador está operando la sucesión con una gran habilidad política pero con objetivos muy claros: instalar un proceso sucesorio nuevo y razonablemente institucional que no sea percibido como un dedazo, como imposición, y, al mismo tiempo entregarle la banda presidencial a quien considera su mejor opción. Esto es, a quien garantice la continuidad del Proyecto de Nación elaborador desde 2006 y que en la coyuntura se denomina "Cuarta Transformación".
Refiere, como también ayer lo publicó Presente algo que es conocido: Claudia Sheinbaum aparece como favorita en las encuestas, con diferencia variables ante su más cercano competidor. No falta quien califique a estos sondeos de "cuchareados", pero al mismo tiempo esgrime los propios. Pero hay que aclarar también que los resultados válidos saldrán de cinco encuestas bajo reglas establecidas por Morena. Ahora bien, el formato decidido –según menciona Zepeda-, es de varias preguntas y no de una como quería Marcelo Ebrard. Al final de los actuales recorridos se preguntará no sólo si quienes aspiran son conocidos o no, sino la opinión que tienen los consultados respecto a la honestidad, su cercanía al movimiento de López Obrador y la garantía de continuidad. Sostiene Zepeda que al descartar debates se favorece a quien funge como puntera de las encuestas. Pero todo esto no implica que no haya competencia real en la actual etapa. Muy interesante el proceso.