¿Qué está pasando en Chiapas? ¿Qué está ocurriendo en esa región del país? Son preguntas que flotan por estos días en el escenario nacional a propósito del fenómeno migratorio que se está registrando desde hace algunas semanas: hasta hace poco grupos centroamericanos cruzaban la Frontera Sur para refugiarse en México; hoy los papeles parecen invertirse cuando, las agencias informativas reportan que familias chiapanecas se desplazan hacia Guatemala en la búsqueda de mejores horizontes.
Esa es la triste realidad: nunca nos habríamos podido imaginar que en plena época de la 4T estaríamos siendo testigos de estos episodios migratorios.
Chiapas, como todo mundo sabe, es un Estado que durante mucho tiempo fue gobernado por miembros del Partido Revolucionario Institucional (PRI), también recientemente del Partido Verde Ecologista (PVEM), y actualmente del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) que salió victorioso en las pasadas elecciones con su candidato Eduardo Ramírez.
Pero bueno, veamos: el Estado de Chiapas se localiza en el sureste de México, colinda al norte con el Estado de Tabasco, al este y sureste con los departamentos guatemaltecos de Petén, Quiché, Huehuetenango y San marcos, al sur con el océano pacífico, al este con Oaxaca y al noroeste con Veracruz.
Es también una región que cuenta con una exuberante vegetación y grandes riquezas tanto cultural como de recursos naturales, además ha sido cuna de gente que han puesto en alto el nombre de la hermosa tierra chiapaneca, entre otros, el reconocido poeta Jaime Sabines y el prestigiado profesional de la medicina, el doctor Manuel Velasco Suárez, que fuera gobernador de dicha entidad sureña.
Paradójicamente, no obstante, las riquezas con que cuenta, en pleno siglo XXI, subsisten zonas con mucha pobreza y marginación, lugares donde sus gentes siguen a la espera de que llegue la tan anhelada justicia social, y que ahora en los últimos tiempos, está padeciendo, las consecuencias, dicen uno de problemas añejos, el ya conocido lastre de la inseguridad, lo que ha obligado a pobladores de algunas partes de la entidad chiapaneca a emigrar a otros lugares de la propia región y en algunos casos a buscar refugio en Guatemala.
Y en verdad duele, al leer las noticias y ver las imágenes de los noticiarios de televisión, que dan cuenta, la manera cómo la gente tiene que resguardarse tratando de protegerse de las balas, cuando se suscitan enfrentamientos entre grupos del crimen organizado.
Sucesos inimaginables que quizá nadie pensó llegaran a darse en esa región; sin embargo, hoy son el pan de cada día, convirtiendo algunas partes de la entidad chiapaneca, en territorios sin ley --o bueno, a veces, solo bajo la ley de las balas disparadas por la delincuencia-- que lo mismo bloquean carreteras, queman vehículos, viviendas, disparan sus armas poniendo en riesgo la integridad física y vida de los pobladores, generando zozobra e intranquilidad, aunque para para el gobierno estatal y sus autoridades, no hay nada de qué preocuparse.
Como que la violencia que se ha desatado en algunas partes (región sierra y fronteriza) de esa Entidad, ya ha pasado a formar parte de la normalidad, en clara renuncia a la tranquilidad y paz, que el Estado Mexicano debe procurar para sus conciudadanos.
A tal grado han llegado las cosas, que apenas el pasado 26 de julio de este año, 8 familias chiapanecas se vieron obligadas a cruzar a Guatemala huyendo de los actos de violencia provocado –dicen las autoridades- por carteles de la droga que se disputan el territorio desde 2021, según confirmó el ayuntamiento de Cuilco del vecino país, lugar distante a 18 kilómetros del municipio de Amatenango de la Frontera Chiapas.
Hecho, por cierto, no aislado pues antes de eso, en el mes de junio, habitantes de Tila, Chiapas, también fueron asolados por una ola de ataques armados, obligándolos a huir de la zona hacia albergues; escenas similares han ocurrido en Jaltenango y Monte Cristo de Guerrero, y en comunidades de la Sierra Madre. ( HYPERLINK "mailto:altar_mayor@yahoo.com.mx" altar_mayor@yahoo.com.mx)