Dice un axioma de estrategas electorales: si quieres saber cómo va a votar la gente, empieza por revisar cómo ha votado.
Es lo que ha hecho durante años María Amparo Casar, quien, aparte de otras calidades profesionales, tiene una especialidad académica en análisis de elecciones.
De su vasta base de datos en la materia, Casar me ha compartido en estos días números que a mi vez quiero compartir.
Se refieren a los votos realmente emitidos en 24 elecciones de los últimos tres años: una federal, de la Cámara de Diputados en 2021, y 23 de gobernadores, celebradas en 2021, 2022 y 2023. Los votos reales emitidos (números redondeados) son así:
En la elección federal de 2021, la oposición (PAN, PRI, PRD y MC) recibió 22.9 millones de votos (46.6%). La alianza oficialista 21 millones (42.8%). Diferencia: 1.9 millones de votos más para la oposición.
La oposición habría ganado sobradamente la mayoría de la Cámara de Diputados, si hubiera ido junta. Pero MC fue por su lado, se llevó su 7% de votación, 3.4 millones de votos, y la mayoría de la Cámara fue para el oficialismo.
En las 23 elecciones de gobernador que hubo de 2021 para acá, la oposición toda recibió 12.91 millones de votos. El oficialismo, 12.61 millones.
MC fue también solo en esas elecciones. Obtuvo en total 1.7 millón de votos. Descontando los votos de MC, el oficialismo obtuvo en total 1.4 millones más votos más que la alianza PRI/PAN/PRD.
Como se ve, si la oposición hubiera ido unida en todas esas elecciones, hubiera tenido más votos que el oficialismo. En específico, habrían tenido 300 mil votos más (1.1% de ventaja).
Pero aún desunida, sin contar los votos de MC, queda claro que, para los votantes reales, todas las elecciones que mencionamos han sido elecciones competidas, y no hay en el país nada que se parezca a una fuerza hegemónica electoral.
No quiero con estas cifras sino sustentar lo que escribí ayer: 1. En los últimos tres años, el oficialismo no ha recibido más votos que la oposición. 2. La oposición ha sido tan atractiva para los votantes como el oficialismo. 3. Si la oposición fuera unida en 2024, para el oficialismo sería muy difícil derrotarla.
El arroz electoral 2024 está lejos de haberse cocido.