QUE ES LA TRASLACIÓN, sí. Que es la vuelta al sol, también. Nosotros le llamamos nuevo año y también está bien. Llamémosle como sea. El hecho es que bien puede utilizarse el fin de año y el inicio de otro como horas de reflexión sobre la vida de uno mismo.
NO IMPORTAN LAS VIANDAS de la cena del último día del año viejo, que no olvido, porque me dejó la experiencia en gusto de gratos sabores. Y sí, y también "una burra vieja y una chiva negra".
ME DEJÓ UN YO fortalecido, me dejó en la vida, en el camino y también los anhelos por vivir cada instante en movimiento sea en lo físico y en ideas.
DECÍA DE LAS VIANDAS, sean frijoles charros, menudo, lentejas o los mejores cortes bien guisados o al asado. La mejor vianda es la armonía en el compartir el pan y la sal. Y platicar y reír.
Y PRECISAMENTE NO TIENE que ser en compañía. También se puede recibir el año nuevo en soledad, en binas, tríos, cuartetos, quintetos, etc. Lo importante en soledad es la paz interna y los pensamientos gratos qué van y vienen. En compañía es dar rienda a las anécdotas y las risas provocadas por ellas. Yo te recuerdo.
LAS PRIMERAS HORAS del año nuevo están presentes ya. Lo que lo hace de nuevo no es el número final en la cifra de 3 a 4. Sino la actitud que asumimos. Si seguir en la rutina y en el vacío e indiferencia, o si nos activamos en las ideas y luchamos por un mundo mejor, aunque esto suene a frase hecha sin sustancia. Utopía al fin, motivo de vida, sin duda.
SE ENFRÍA EL CAFÉ si se sirve y se deja allí. El hastío a veces hace presa de nosotros. Se enfría el caldo si lo dejamos allí, si el alma anda sin control, sin ruta, ni rumbo. Necesario es poner atención al afán del día. Atenderse para atender a los demás. Amarse a sí mismo para amar a los otros.
IMPORTANTE ES LA REFLEXIÓN en autocrítica. Y que esta autocrítica no nos lleve al autoflagelamiento. Esta exageración nos destruye. Seamos realistas, pero considerémonos, que las circunstancias también nos determinan.
NO SOY EL MISMO DE AYER ni mañana seré el de hoy. Cambiamos a diario. Aprendemos una nueva palabra. Atrapamos nuevas imágenes. Conozcamos nuevas personas. Si le damos vuelta al árbol, a la noria, a la hoja, a la moneda, miramos otras cosas. La luna igual tiene dos caras. Y cada quien tenemos puntos de vista y de oídas distintos. Aunque coincidamos en algo. Somos seres. Vivos. Humanos. Mortales.
PASAJEROS. HEMOS DEJADO la estación 2023. Estamos en la 2024. Tendrá sorpresas. Habrá sobresaltos. Y motivos de alegría creados y generados por nosotros mismos. Habrá crisis como las que ha habido (y me refiero en lo personal). Y saldremos de ellas. Porque eso es precisamente vivir. Queda en responsabilidad de uno contrarrestar los malos pensamientos. ¿Cuáles son ellos? Los que nos dicen que no podemos, que para qué lo intentamos. Andamos en el aquí y ahora. Sucedemos. Así de simple.
A MIS CINCO LECTORES les deseo lo mejor en este nuevo año. Mejor lo dicen los versos de Serrat en referencia a que hoy puede ser un gran día. "Aprovecharlo (el año) o dejarlo que pase de largo depende en parte de ti..."