Escribí mis primeras crónicas para la materia de Periodismo Interpretativo en 1999. Tenía 19 años cuando sentí, frente a la maestra Angélica Fabila Echauri, una conexión profunda con este género que alimento —desde entonces— con lecturas y escritura. Cada observación suya resultó valiosa para asumir el reto de publicar en años posteriores las primeras crónicas en el Sistema Informativo de Tabasco, coordinado por Víctor Sámano, y en Mesa 42, revista dirigida por Francisco Peralta Burelo. Apelando a la memoria, recuerdo hoy, redacté un sinfín de crónicas urbanas y políticas entre 1999 y 2001, pero solo unas cuantas cruzaron la meta, es decir, la publicación en medios impresos.
Sin embargo, desde ese último año del siglo XX, sentí que cada lugar que conocía ya no lo miraba como un ciudadano común, sino como un cronista: con los sentidos abiertos y priorizando el registro de las cosas.
Hace un cuarto de siglo que leo crónicas cotidianas, históricas, literarias y periodísticas, una clasificación que solía enseñar también el escritor Ricardo Arenas, maestro en la licenciatura en Comunicación. Así como Fabila y Arenas, Flor de Liz Pérez Morales igualmente fue y es piedra angular en la formación de periodistas en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
Decía que he cumplido 25 años en el ejercicio periodístico, aprendiendo de cada uno de sus géneros, pero manteniendo una predilección por la crónica, género cercano al cuento y a la narración literaria. Si bien esperé más de dos décadas para publicar un primer libro (Breve encuentro con los otros), aunque ya había publicado crónicas en antologías colectivas en Colima, Jalisco y Tabasco, he comenzado un proceso de lectura y selección de crónicas, y de perfiles, con miras a darle cauce a una obra cronística, en su mayoría dispersa en distintos medios impresos —vigentes y no— que han dado asilo en sus múltiples páginas: Milenio, La Verdad del Sureste, Tabasco Hoy, Diario Presente, El Heraldo de Tabasco, Excélsior, Animal Político, Sin embargo, Agencia EFE, Lado B, Águila o Sol; y entre otros textos que han ganado premios de periodismo.
Recientemente el gobierno municipal de Jalpa de Méndez, cuyo cabildo preside la alcaldesa Nuris López Sánchez, coincidió en que asumiera el rol de cronista con el argumento de poseer conocimientos en la materia y por mis orígenes con la municipalidad. Acepté y agradecí. Tarea ardua resulta el darle un poco de orden a la historia municipal, pero, y como lo dije en líneas anteriores a propósito de seguir publicando en formato-libro crónicas de mi autoría, está en proceso la inclusión de capítulos sobre personajes importantes del municipio, que jugaron beisbol y futbol, que triunfaron en la música, y que han fomentado el labrado de jícaras, fruto de identidad entre jalpanecos; así como el origen y éxodo de chontales al ejido Nabor Cornelio; sin olvidar la importancia de las fotografías y de la propia literatura que ha ambientado sus obras en la Jalpa del siglo XX (El ángel de piedra, de Luis Barjau, por citar). Por esta razón, además, escribiré sobre Jalpa de Méndez en un espacio que he llamado "Sobre arena", basado en sus vocablos en náhuatl, para rescatar en el corto plazo breves historias de la demarcación. La historia de la localidad está dispersa y es necesario comenzarla a tejer.
@Librodemar