La tecnología moderna abunda en controversias. El único consenso alrededor de ella es que es una realidad, que está en cada esfera de la vida y que su virtud o vicio dependen de su uso. Con la explosión de temas sobre psicología y salud mental, necesariamente ha surgido el debate de cómo la tecnología repercute en ellas. Algunos estudios sugieren que el uso de la tecnología puede afectar negativamente la salud mental al aumentar los síntomas de trastornos de déficit de atención, depresión y estrés, mientras que otros estudios destacan su potencial para revolucionar la atención de la salud mental y mejorar la satisfacción con la vida. Sin embargo, cuando salud mental y tecnología se aterrizan sobre el adulto mayor, hay distintas consideraciones a tener.
A medida que el panorama socioeconómico continúa evolucionando, la tasa de natalidad mundial ha disminuido de manera constante, acelerando el envejecimiento de la población. La edad media aumenta constantemente. Sin embargo, existe una disparidad significativa en las condiciones de salud de los adultos mayores en los diferentes países, un fenómeno que ha atraído una atención generalizada. Los problemas de salud de la población que envejece son cada vez más importantes y el consiguiente aumento de la carga de enfermedades geriátricas ejercerá sin duda una presión sustancial sobre las economías familiares y los sistemas de bienestar social. En 2019, las enfermedades crónicas y las discapacidades representaron más de la mitad de la carga de todas las enfermedades y una proporción cada vez mayor de los gastos nacionales de salud.
Este cambio demográfico también ha provocado un aumento de la prevalencia e incidencia de enfermedades relacionadas con la edad, como el cáncer, las enfermedades crónicas, los problemas de salud mental y los trastornos psiquiátricos. Entre ellas, la depresión es una de las enfermedades mentales más comunes en los adultos mayores y un factor de riesgo significativo de discapacidad y mortalidad entre los adultos mayores (Zenebe et al., 2021), con una tendencia creciente a la depresión grave entre los adultos mayores. En 2023, más de un tercio de los adultos mayores del mundo sufrían depresión, con una tasa de prevalencia general del 35.1 %, lo que supone un aumento del 6.7 % con respecto a 2022 (Cai et al., 2023).
Con el desarrollo y la aplicación de la tecnología de la información, aunque el uso de Internet entre los adultos mayores sigue siendo generalmente desfavorecido y desigual, el número de usuarios mayores de Internet ha aumentado de manera constante. Numerosos estudios han demostrado que el uso de Internet tiene distintos grados de impacto en la salud física y mental de los adultos mayores.
Algunos investigadores creen que el uso de Internet afecta positivamente la salud mental de los adultos mayores. Estos sugieren que el acceso a Internet puede proteger sus capacidades cognitivas, especialmente de aquéllos que viven solos. Además, puede representar una actividad de ocio desafiante, proporcionando así estimulación para el aprendizaje. Por ejemplo, el uso de Internet parece tener un impacto significativo en la memoria y también está relacionado con mejores funciones ejecutivas.
Como buena parte de los adultos mayores ya no trabajan fuera de casa y pasan más tiempo en espacios interiores, el uso de Internet aumenta sus oportunidades de realizar actividades, aunque sean en línea. A través del Internet, los adultos mayores pueden acceder a una gran cantidad de nuevos conocimientos y aprender nuevas habilidades. Esto enriquece su vida diaria y su mundo mental y les ayuda a mantenerse al día con los cambios sociales, aumentando así la flexibilidad cognitiva y fomentando la innovación en las capacidades.
Por otra parte, el uso de las redes sociales para los adultos mayores les permite ampliar sus círculos sociales y aumentar la frecuencia de las interacciones sociales. Por lo tanto, el aumento de la frecuencia de socialización es una vía que vincula el uso de Internet con niveles más bajos de depresión.
Parece claro que existe una conexión entre el uso de Internet y la salud mental entre los adultos mayores. Con base en estas aseveraciones, sería importante promover la adopción generalizada de la infraestructura de Internet y mejorar el desarrollo de servicios de Internet adaptados a los adultos mayores. ¿Cómo? Diseñando interfaces accesibles, proporcionando capacitaciones en habilidades de Internet y creando espacios seguros y atractivos para adultos mayores.
Hay que alentar a los adultos mayores a establecer redes sociales digitales, aprovechando la comunicación y el intercambio en línea. Al hacerlo, pueden aprovechar los beneficios y resultados de los avances en la tecnología de la información, enfrentar el envejecimiento de manera positiva, aumentar su confianza en la vida y promover una mejor salud mental. Sin importar la edad, que no se pierda que la tecnología y el Internet son para unirnos y no para aislarnos. (jorgequirozcasanova@gmail.com)