Los partidos políticos plasman en su respectiva norma interna de conformidad con la legislación electoral vigente, la forma o método de selección de sus candidaturas y no establecen un solo método sino varios, entre otros, el de asambleas, convenciones, sorteos y encuestas.
De lo contrario, sería colocarse una camisa de fuerza que remaría contra la eficiencia y eficacia con la que buscan llevar a cabo el delicado proceso de selección de las candidaturas, que constituyen el momento más álgido de su gestión, debido a que en éste se concentra en lo general, el interés y la fuerza de sus actores y actoras políticas, para procurar conquistar alguna candidatura que los lleve a formar parte ya sea del poder legislativo federal o local, la titularidad del poder Ejecutivo de la presidencia de la República, de una gubernatura o integrar la planilla de regidurías de algún ayuntamiento.
La lucha normal que estas aspiraciones generan, ponen en tensión las relaciones internas de los partidos y sus estructuras, lo que demanda tiempo de preparación y negociación para procurar evitar división que pudiera desembocar en pérdida de espacios políticos.
Un método inapropiado de selección interna de candidaturas, derivará en conflictos internos potencializados por la coyuntura externa en que se desarrolle, con muy probables resultados adversos en la jornada electoral. Por eso, el método sí importa, y mucho.
Esto depende también en alguna medida, que no es determinante pero sí influye, de la manera como está conformado un partido político y de su dinámica interna; es decir, si es un partido de masas o un partido de cuadros.
Una mirada a vuelo de pájaro sobre los métodos que han utilizado los partidos políticos que han conquistado la presidencia de la República desde el siglo pasado, a partir de la formación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), transformado en Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y finalmente en Partido Revolucionario Institucional (PRI), el arribo al Poder Nacional al inicio de éste siglo del Partido Acción Nacional (PAN) y la llegada del Partido MORENA en 2018; permitirá observar que los partidos siempre buscan aplicar en la selección de sus candidaturas, el procedimiento que consideran les generará menos conflicto.
Desde sus orígenes el PRI contempló en su reglamento interno la consulta a las bases para la selección de las candidaturas y dirigencias, aunque nunca la practicó hasta el intento fallido de Carlos Madrazo en 1965 y después en la última década del siglo pasado en la selección de candidaturas y dirigencias en los niveles municipal y estatal; que dejó de hacer, porque en lugar de resolverle las tensiones y problemas naturales que generan la selección de candidaturas y nominación de dirigencias, las tornaba más tirantes y los acrecentaba; por lo que retomó el método de convenciones y asambleas, respectivamente.
La raíz de las inconformidades es y ha sido, la desconfianza en los resultados y en la forma como se llevaban a cabo las precampañas para nominar titular de candidaturas o de dirigencias; producto de una cultura política divorciada o poco apegada a la democracia electoral, que acusaba un déficit significativo en el país, mucho más que ahora, en la que se conjugan fundamentalmente el nivel de calidad de la democracia del país y el grado de democracia interna de los partidos políticos.
Por su parte, el PAN, un partido de cuadros, sus candidaturas las ha decidido por Consejo Nacional, pero, por ejemplo, para el proceso electoral del 2006, seleccionó en 2005 la candidatura a la presidencia de la República, mediante la consulta a su militancia sin conflicto y sin ruptura alguna, en la que vale subrayar no ganó el candidato del entonces presidente de la República.
El Partido MORENA ha utilizado en ciertos casos el método del sorteo y en el resto las encuestas, que hasta ahora le ha dado resultado, si bien en 2018 su método para la candidatura a la presidencia de la República, fue por el ambiente interno y externo el de asamblea, sin problema alguno, dada la personalidad y existencia de un sólo candidato.
Como puede verse en estos ejemplos, la consulta a las bases o a la militancia, llamada elecciones primarias; en el caso del PRI que al igual que el Partido MORENA es un partido de masas, no le funcionó en los tiempos en que buscó generalizarla e implantarla, por lo que retornó a su método tradicional;ientras que MORENA no la ha utilizado y por tanto el único al que le ha funcionado ha sido al PAN.