A Francisco Piñón. invaluable profesor. In Memorian.
Desde tiempos inmemoriales, las nominaciones políticas en México solían descender de las altas esferas del poder, reflejando un sistema político presidencialista arraigado. Sin embargo, con el devenir del tiempo, las costumbres políticas han evolucionado, aunque persisten algunas resistencias. Hoy en día, las nominaciones son más democráticas y emergen desde la base, marcando así un cambio significativo en las estrategias para alcanzar el poder.
Hace algunos años, un amigo se acercó buscando mi ayuda para convertirse en presidente municipal. Le ofrecí mi apoyo bajo la condición de construir una estrategia política sólida con pasos tácticos precisos. Le pregunté sobre su disponibilidad de tiempo y recursos, y con su afirmación, le sugerí seguir el método López Obrador. Su sorpresa fue evidente ante mi recomendación.
"¿Qué método es ese?", me preguntó con curiosidad. Le expliqué entonces que consistía en un acercamiento directo a las comunidades. Le pedí que recorriera cada una de las 113 comunidades de su municipio sin revelar su intención de ser presidente municipal. En cada visita, debía entablar conversaciones informales con los habitantes locales, comenzando por los pequeños comercios y extendiéndose a cualquier punto de reunión comunitaria. El objetivo era conocer a las personas y permitirles familiarizarse con él. Después de este primer recorrido, debía regresar a mí.
Cuando finalmente regresó, le pedí realizar un segundo recorrido. Esta vez, con mayor confianza, debía indagar sobre los principales problemas de cada comunidad, conversando tanto con los líderes locales como con los representantes municipales. En el tercer y último recorrido, ya más familiarizado, debería revelar su deseo de ser presidente municipal y distribuir un modesto tríptico con su biografía, trayectoria y propuesta de trabajo. Esta fase también incluía la formación de pequeños grupos de simpatizantes en cada comunidad, quienes le ayudarían a promover su campaña.
En su primera elección como candidato a presidente municipal, mi amigo no logró la victoria. Vino a mí desanimado, pero le recordé que la política no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Le aseguré que con perseverancia y trabajo continuo, nadie le arrebataría la presidencia en la siguiente elección. Y así fue cómo finalmente se convirtió en presidente municipal.
Lo fascinante de este método para alcanzar el poder es que, si el político sigue reforzando su trabajo una vez en el cargo, el éxito está asegurado mediante una buena gestión en favor del pueblo. La mejor prueba de esto la encontramos en la actualidad con el presidente Andrés Manuel López Obrador, tanto en su ascenso al poder como en el ejercicio del mismo. Este método representa una invaluable lección para los jóvenes interesados en el servicio público y en alcanzar sus metas políticas.