* La democracia requiere competencia y contraste de proyectos
* En busca del nombre perdido: error de formas, cuestión de fondo
* El calendario presiona, carrera contra reloj, propuestas difusas
PARECIERA que la oposición a Morena está dentro de Morena y de sus aliados formales. Ocurre en todo el país, pero en Tabasco resulta más evidente. Es cierto que hay un discurso conciliador y algunas acciones de distención, pero también hay decisiones que nos refieren la existencia de una batalla por posiciones. Contra esto ha tenido que remar Claudia Sheinbaum en la integración de su equipo de campaña, como también le sucede a Javier May, quien no sólo es candidato único a la gubernatura sino el coordinador estatal de la Cuarta Transformación. Esto es, del movimiento fundado por Andrés Manuel López Obrador.
A Morena nacional y a las estatales le sucede lo que al país: hay muchos Méxicos, también intereses contrapuestos metidos en un mismo saco.
¿Qué sucede con la oposición partidista fuera de Morena? Veamos una síntesis de lo que nos cuentan diversos observadores de la política nacional y que sirven de contexto para entender lo que ocurre localmente. Y no sólo en Tabasco.
ANTI AMLO, NO ES PROGRAMA
LA OPOSICIÓN POLÍTICA sigue a remolque de la figura presidencial y el proyecto de nación de la 4T. No es grato constatarlo, porque una de las condiciones de vida republicana y democrática incluye una oposición propositiva y perseverante, como lo fue el movimiento social encabezado por López Obrador. Una labor a ras de tierra sin perder de vista la contienda de las ideas.
Lo que ocurre en Nuevo León, con el PRI-PAN y Movimiento Ciudadano en lucha libre por la designación de gobernador interino, pinta de cuerpo entero las insuficiencias políticas opositoras: ambas partes se acusan de utilizar porros para irrumpir en el congreso estatal con bombas de humo y reventar la sesión. Política moderna, el uso de la violencia facciosa. ¿Lo utilizarán para algún anuncio propagandístico?
Desacuerdo claro, inteligente y con arraigo social, son cualidades de la oposición que requiere el país. Disenso claro en sus objetivos, inteligente en su ejecución institucional y con arraigo social, no sólo mediático. No ha sucedido en este sexenio y se percibe lejano ese trío de cualidades políticas en los dos bloques opositores. Veamos cuál es, en cambio, el panorama coyuntural en el que se debate la oposición en su carrera contra el tiempo para resultar competitivos (ya no digamos para ganar) en la elección presidencial de 2024. Y estamos no a la vuelta de la contienda sino ya en ella.
IDENTIDAD DESLAVADA
LO PRIMERO que tiene que buscar el bando opositor, sugieren los manuales políticos, es "fijar su identidad a través de una idea cohesionadora proactiva". En lo que va del sexenio, la alianza PRI-PAN-PRD trató de cohesionarse en torno a la idea anti-AMLO y anti-4T en bloque, reforzando con ello paradójicamente la proyección social del nuevo gobierno. La idea ´anti´ es reactiva, no proactiva. Dice lo que no, pero no lo que sí. De ahí que, en el sexenio, la oposición enfoque sus baterías en descalificar las políticas de gobierno, sin desarrollar propuestas alternativas. Una queja del bloque tripartita es que el gobierno de AMLO tiene "copados" los espacios. ¿Recordarán acaso cómo López Obrador abrió las defensas del viejo sistema?, ¿cómo derribó los muros?
Otro rasgo de identidad desarticulada tiene que ver con el nombre del bloque opositor. En este sexenio van cuatro cambios en los nombres registrados ante el Instituto Nacional Electoral (INE). Los nombres más recientes fueron el Frente Amplio "Va por México" (período de elección de coordinador nacional, junio-agosto, por tanto candidato presidencial similar a la designación morenista) que derivó en "Fuerza y Corazón" (período de Precampaña, del 20 de noviembre de 2022 al 18 de enero de 2023). Desde el ángulo de la imagen política proyectada, se trata de un error de primer año de marketing: cambiar de nombre implica comenzar de nuevo el ciclo de posicionamiento de una idea en la percepción de la gente. En el caso de Movimiento Ciudadano, viene de otros cambios de nombre: primero como Convergencia por la Democracia y luego como Convergencia.
Véase, enfrente, la identidad del Movimiento de Regeneración Nacional que se sintetizó en MORENA, como nombre claro y relacionado con la historia nacional de luchas sociales: la perseverancia floresmagonista del diario Regeneración. Sin duda que también hay otras referencias que los estudiosos no han pasado por alto: la que tienen que ver con el calificativo por el color de la piel (característica mayoritaria mexicana) y con un símbolo religioso (la Virgen Morena).
La política no es sólo identidad, aunque en ese paso comienza la construcción de una idea que agrupe. Ahora bien, la oposición en México no falla sólo por su identidad desarticulada (valga la contradicción): está ausente la discusión de un proyecto alternativo de nación. La identidad deslavada es síntoma de una causa más profunda: la confusión ideológica. Esto tiene relación con el carácter coyuntural de la alianza opositora: competir en la próxima elección aunque en su origen tengan objetivos que chocan. El PRI intentó ser partido de partidos, representar el todo. Hay lecciones por aprender también en Morena.
(vmsamano@yahoo.com.mx)