Un día, el rey español Fernando VII, se encontraba acompañado de su ayudante momentos antes de asistir a una importante reunión. Influido por el nerviosismo de querer vestir al monarca a toda prisa, el ayudante no atinaba a realizar correctamente su tarea, por lo que el rey le espetó: “Vísteme despacio que tengo prisa“, siendo esta frase hoy en día una más de nuestro refranero habitual. Sirva este refrán para lo que nos está pasando porque lo que ocurrió el otro día en el Centro de Villahermosa, con comercios abiertos al público y paseantes que ocupaban bancos y banquetas, fue un exceso de confianza del pueblo tabasqueño, muy cercano a la irresponsabilidad criminal. Hay que salir de esta pandemia con el menor número de víctimas que se pueda y lo menos heridos posibles como sociedad. Y eso solo se consigue con la inmovilidad de los ciudadanos. No hay otra receta al menos de momento. Estamos hartos de estar encerrados pero la mejor manera de apresurarse es hacer las cosas con el cuidado necesario de forma que podamos avanzar con seguridad. Solo hay dos posibilidades de atenuar casi completamente al coronavirus: Una es la vacuna, que todavía tardará en llegar, y cuya efectividad aún está por definirse. Y la otra lograr la inmunidad colectiva gracias al contagio de la mayor parte de los ciudadanos y que obtengan con ello la inmunidad al virus como ocurre con otras cepas conocidas. El problema es que conforme se van conociendo más detalles de COVID- 19 se van sumando menos respuestas y agrandando las dudas. Si nos fijamos en la experiencia de otros países que comenzaron a padecer el virus con antelación al nuestro obtenemos algunos datos reveladores. Solo el 5% de los españoles ha tenido contacto, por el momento, con el coronavirus. Son los datos preliminares del estudio de seroprevalencia realizado por el Ministerio de Sanidad, que suponen que España todavía está lejos de alcanzar la ansiada inmunidad de rebaño, que ayudaría a acelerar la desescalada. ¿Pero qué significa exactamente este término y por qué todavía se perfila como algo remoto? También conocida como inmunidad de grupo o colectiva, este fenómeno se produce cuando un número suficiente de individuos está protegido ante una infección y actúan como barrera al impedir que el agente alcance a aquellos que todavía podrían contagiarse, como explican en un artículo los investigadores de la Universidad Complutense Esperanza Gómez-Lucía y José Antonio Ruiz-Santa-Quiteria. Generalmente, este tipo de defensa se consigue cuando la mayoría de la población ha padecido la enfermedad o a través de la vacunación. En el caso de la COVID-19, no existe actualmente una vacuna para proteger a la población, por lo que el objetivo es que haya tantas personas que han superado la enfermedad que el virus no localice fácilmente individuos a los que infectar y se frene la transmisión. Sin embargo, la cifra de españoles inmunizados se sitúa todavía entorno a los dos millones. Para poder hablar de inmunidad de rebaño en el caso del coronavirus, es necesario que entre el 60% y el 70% de la población presente anticuerpos (que aparecen al haber padecido la enfermedad) y, por tanto, esté protegido. Estos porcentajes quedan aún muy lejos del 5% actual, lo que lleva a suponer que este tipo de defensa tardará en llegar y reafirma a los expertos en su llamada a la prudencia. Quédate en casa. De momento no hay de otra.
Un día, el rey español Fernando VII, se encontraba acompañado de su ayudante momentos antes de asistir a una importante reunión
La inmunidad de rebaño o “vísteme despacio que tengo prisa”
Un día, el rey español Fernando VII, se encontraba acompañado de su ayudante momentos antes de asistir a una importante reunión