Los acontecimientos que a últimas fechas en la ciudad, y que la semana pasada se extendieron a la periferia y algunos municipios, en tiempos no muy remotos eran sucesos que se daban en los estados del centro y norte del país.
Vivirlos y padecerlos de manera cercana, provocan temor y preocupación en amplios sectores de la población; sin embargo, el problema que se vislumbra en estos hechos no son los daños materiales que padecen quienes directamente lo recienten, lo que más preocupa son los grupos de personas y gobiernos interesados en generar incertidumbre. En estos días ha sido notorio que un medio de comunicación local ha estado difundiendo a manera de noticia principal acontecimientos delictivos: quema de carros, establecimientos, cierre de carreteras y otros, como si se tratara de un slogan publicitario.
Toda publicidad tienen una intencionalidad: vender un producto, provocar el consumo o uso de un servicio. En este caso lo que se ofrece es la incertidumbre y el miedo, por lo que es necesario distinguir entre una nota y una campaña de temor; como se comenta en diversos sitios por los parroquianos que opinan de todo, el triunfo contundente de Morena en el país ha provocado la ira de grupos de intereses que mantenían contubernio con quienes ostentaban el poder y, ahora, al ser desplazados, reacciona de manera irracional.
Los grupos de opinión coinciden en señalar que estamos viviendo parte de una campaña, no solo en contra del gobierno local, sino de todo el país. Durante todo el proceso electoral pasado, las campañas de desinformación trataron de ligar al gobierno de la república con el narcotráfico, con la idea de que los votantes se sintieran defraudados y en un golpe de suerte, recuperar el poder político del país. En esencia, la razón última de la estrategia del caos y el temor en la población. La ahora desaparecida candidata de la oposición tuvo la irresponsabilidad de habla de "narcogobierno".
Es predecible para quienes frecuentemente opinan, que durante el nuevo gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum, el país estará viviendo campañas tras campañas, de un fuerte golpeteo interno y externo, buscando desacreditarlo e ir minando la credibilidad de la administración en el estado y el país. Se trata de aventajarse, quizás parezca prematura esta opinión pero no podemos dejar las cosas al tiempo; debemos estar atentos a la desinformación, a las "noticias" como eslogan publicitario.
La puesta en marcha del proceso de sustitución de jueces y magistrados en el poder judicial, y fracasos en las intentonas para detener su avance, es el preámbulo de la pérdida del poder de quienes se sentían dueños del país. La próxima proyección de una película donde se intentará con un guion inventado por una de las agencias del gobierno norteamericano que México está siendo asesorado por Rusia para generar un antiamericanismo, es una provocación; los acontecimientos en Sinaloa y tentativa de tumbar al gobernador, el traslado de Ismael "el Mayo" Zambada, las declaraciones de cambio en el TMEC entre otras cosas, son las campañas que ya han comenzado.
Así que ojo al chícharo. Lo que Andrés Manuel López Obrador nos dejó, no es sólo una transformación en marcha, es el principio de una nueva revolución mexicana, pero pacífica.