SIEMPRE SE CUENTAN HISTORIAS. Siempre, quiere decir que desde tiempos inmemoriales. Y en todo caso, es uno que cuenta y uno o más que escuchan. Y lo sigue haciendo mientras haya quienes le escuchan. Y estos, los oyentes a la vez cuentan historias. Y mientras más escuchan, van desarrollando la habilidad. En síntesis todos contamos y nos cuentan. Y esa es la historia feliz de la humanidad.
SE CUENTA DE LO QUE se ha escuchado y de lo que sucede. También se cuenta de la imaginación, o parte y parte. Los niños cuentan siempre. Y si les escuchan con atención, se van sintiendo más seguros. Es conveniente escucharlos. Al principio mezclan de lo que escucharon. Y son historias sin fin, hasta que se duermen ellos o duermen a sus padres. Pero siempre es divertido escucharlos.
Y SI SE CUENTAN CUENTOS y relatos, también se cantan historias. Las canciones de cuna son de las primeras que el niño escucha. Y ríe, porque fueron compuestas para ellos, para acercarlos al sueño, para que olviden la incomodidad, para entretenerlos. Y muchas veces para tranquilizarlos o para dormirlos. "A la ru ru, niño" "Drume negrito..." Y esa musicalidad de los versos, ese ritmo y más con el matiz amado de la voz adorada de la madre o de la nana, hace que el niño se sienta cobijado, seguro. Y se duerme.
TODO FUERA MEJOR si los niños no fueran replegados hacia su interior, con las clásicas expresiones de "¡cállate, ya no preguntes, me tienes fastidiado!". "Estoy ocupado, luego me cuentas." "Ay, siempre preguntas", "¿cuándo te cansarás de preguntar?". "Ya cállate". Por otro lado, uno tiene que comprender el fastidio de muchas madres, que asimismo fueron replegadas a tareas pesadas y cansinas (y muchas veces infames) desde la madrugada hasta la noche. Y entonces no tienen fuerzas para seguir escuchando a los niños.
¿PERO QUÉ LES VOY yo a contar a ellas? Por eso es altamente reconocible a quienes aún en esas situaciones de cansancio extremo, sacaban fuerza no sé de dónde, para escuchar y responder con paciencia a los hijos en sus preguntas, o ponerles atención en sus cuentos extremadamente historias sin fin. Madres maravilla se les llama, no hay de otra forma de nombrarlas. Guerreras en grado sumo.
LOS MAESTROS CUENTAN a diario. Bueno, realmente todos contamos. Pero los maestros, por su profesión cuentan. Bien o regular, conscientes de ello o no, pero lo hacen. Los que son conscientes de la importancia de contar, se preparan para ello. Y leen. Llegan a capacitaciones. Se facilita contar cuando leen, porque siempre tienen un arsenal de temas. Porque cada tema del libro tiene su propio cuento. Y al leer se domina mejor el lenguaje con cada vez más y más palabras. Y se tiene aún más por la edad que se tiene de tanto que se ha vivido. Entre más antiguo el vino, tiene mejor sabor, dicen. Y es el caso de las personas de edad mayor, como yo comprenderé.
ME GUSTA MUCHO el meme ese donde un monstruo humanoide está sentado con una chica moderada o exageradamente guapa, y él habla mientras ella emocionada escucha. Y se dice que eso sucede porque él sabe mucho de historias, de filosofía, de poesía, de narrativa. Y entonces despliega su arsenal encantador para cautivarla. Y ella, en la expresión de su cara y en la postura de su cuerpo, se le mira fascinada. No lo sé de cierto que eso suceda, pero lo supongo. Y el meme puede ser que sea ella la que sabe de todo eso. Y cuente aún más sobre otros mundos.
LOS MÁS ANTIGUOS, abuelos de nuestros abuelos, o bisabuelos de nuestros bisabuelos, o los abuelos y bisabuelos de ellos, lo más probable es que no leyeran, pero sabían escuchar. Escribir en esos años no cualquiera, solo muy pocos. Solo que parece que en el transcurso del paso de las generaciones vamos al revés, porque ahora no cualquiera sabe escuchar (ni cualquiera es lector, triste verdad). No echamos culpas. Pero es realidad. Son joyas quienes saben escuchar de verdad en estos tiempos de maquinitas e internet. Y claro, son joyas quienes son lectores y además saben escuchar y contar.
MITOS, LEYENDAS, CUENTOS, anécdotas, relatos y hasta chistes forman parte del gran panorama de contar. Y a todo ello sumamos nuestras propias historias de vida y anécdotas o bien que nos sucedieron o les sucedieron otros. Nuestra mente sabe seleccionar para utilizar el que requiere la ocasión, sea por los temas dentro del aula, sea por el tipo de personas con quienes estamos. Y no se cuenta por obligación, se cuenta por necesidad. Y esta necesidad es la comunicación humana, el ser social que somos: zoon politikón del que hablaba Aristóteles.
NO IMPORTA LA EDAD que tengas, si 3 o 90, dos números para decir cualquier edad, pero cuenta. Más bien sé consciente de que cuentas. Cuando platicas lo haces. Cuando quieres referir de algo que pasó, lo haces. No hay duda alguna sobre ello. No importa si consideras que no tienes habilidad, esta se adquiere solamente con la práctica. Cuenta. De ser posible, lee. La obra "Las mil y una noches" es una prueba excelsa de contar, muestra de la habilidad de contar. Y hay muchas obras más.
Y CUANDO TE DES CUENTA que alguien está contando, pon atención. Si es niño o viejo no importa, escúchalos. Los viejos, por cierto repiten mucho. Los niños hilan historias sin fin. No importa, escúchalos. Se motivan y les alegra saberse escuchados. Si es mujer la que cuenta, habrá guerra fratricida, que de antemano pierdes si no escuchas. Y cada vez que te toque contar a tí, ponle algo de "crema a tus tacos". Y mira la reacción de tus oyentes. Ellos son tus mejores aliados, a la vez que condescendientes o severos jueces. Me dicen, me aseguran -tampoco lo sé de cierto- que los contadores de relatos, cuentos y todo género, tienen mayor suerte en la vida. Eso me cuentan.