En medio de la nueva ola de atentados propagandísticos criminales ocurridos en el municipio de Centro el pasado 10 de octubre, pasó muy desapercibido el anuncio de la nueva Estrategia Nacional de Seguridad del Gobierno federal. Como era de esperarse, ésta se basa en dos de las prioridades de la "Estrategia Sheinbaum" como ex Jefa de Gobierno en la capital federal: más inteligencia con más investigación policial y mejor coordinación entre Seguridad Pública y Fiscalía.
Los otros dos componentes anunciados por el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana el martes 8 de octubre, son los puntos aplicados en la administración del expresidente López Obrador, la atención a las causas de la inseguridad y el fortalecimiento de la Guardia Nacional, lo que a nivel local se traduce en condiciones salariales dignas para los agentes de seguridad, con la posibilidad de exigirles mejores resultados con respeto a los derechos de la ciudadanía.
Por si no se recuerdan, los resultados de la "Estrategia Sheinbaum" en la Ciudad de México fueron evidentes: una disminución sensible de la mitad de los homicidios, y baja en otros delitos de alto impacto; un ataque frontal contra la impunidad en delitos sensibles para la comunidad, como los feminicidios, lo que se tradujo en una justicia más pronta, eficaz y no revictimizante para las mujeres víctimas. La política respondió a la demanda expresada a lo largo de tres años, entre 2018 y 2020, por el movimiento feminista bajo el lema "¡No me cuida la policía, me cuidan mis amigas!", logrando des-patriarcalizar las áreas de atención a mujeres y niñas.
En contraste, la frontera sur de México ha experimentado en el último par de años un crecimiento inusitado de bandas criminales que han expandido la venta de drogas al menudeo, ocupando territorios a costa de civiles, agentes del orden y autoridades amenazadas, secuestradas y ejecutadas, como ha ocurrido en Chiapas, incluso en su región norte.
Recordemos que, en materia de crimen organizado, se trata de redes de células trans-estatales y trans-nacionales, y en este caso sólo tuvo capacidad para generar 20 incidentes en los alrededores de una zona metropolitana, con un saldo de 2 personas heridas.
Y si en la década anterior el contagio criminal provino de las disputas entre cárteles en el sur de Veracruz y la "concesión" del mercado de la extorsión de migrantes en ese estado, en 2024 el contagio tabasqueño proviene de la porosa vecindad con Chiapas. Bandas-empresas que operan el creciente mercado de la transmigración hacia la frontera norte; la trata de mujeres con fines de explotación sexual; el "huachicoleo" o venta ilegal de hidrocarburos y, por nuestra cercanía con la potencia mundial y su complejo industrial-militar, el mercado de armas.
¿Cómo operar los cambios que implicará la "Estrategia Sheinbaum" en Tabasco?
Conviene recordar que dos semanas antes del inicio de la pandemia por Covid en marzo del 2000, el anterior gobierno del estado anunció la creación de un nuevos C5, o Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano en Villahermosa, junto con dos C4 regionales. Pero la parálisis por la emergencia sanitaria obligó a reorientar el presupuesto, con autorización del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En campaña Javier May expresó que tiene como prioridad la reconstrucción de la inteligencia de la seguridad pública, como lo ofreció en abril pasado ante la comunidad universitaria de la UJAT, pero las reuniones cotidianas de coordinación no serán suficientes. Un sistema digital de cámaras de vigilancia articulado a un C5 en los puntos clave de Villahermosa, que procese la información y rinda informes diarios, será el punto nodal de un mecanismo eficaz de detección criminal, de disuasión y reacción rápida, con apoyo de las corporaciones de los tres niveles de gobierno.
Ese será un punto nodal para dialogar con la "Estrategia Sheinbaum" reconvertida ahora en la nueva Estrategia Nacional de Seguridad. Ahí están los componentes de la fórmula exitosa: inteligencia, investigación, una Fiscalía más transparente y eficaz, diálogo diario entre fiscalía y seguridad pública, junto con la participación ciudadana y de las mujeres. La seguridad de la capital federal no se militarizó. Por el contrario, se democratizó con inteligencia basada en imágenes digitales, no competencia entre los actores participantes y rendición de cuentas, caso por caso.
(Vega Báez es Maestro en Estudios Latinoamericanos por la UNAM, docente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales; fue Coordinador Académico de la Universidad Benito Juárez en Comalcalco, Tabasco. Nuevo colaborador de PRESENTE)