Vagas observaciones

El reto es integrar los temas de cada una de las materias


EN LAS ESCUELAS SE HA TRABAJADO con las materias de clase diferenciadas. Así nos tocó a los maestros de antes durante todo nuestro trayecto laboral. La hora de matemáticas, cerrar libro y cuaderno y cambiar a Español, haciendo lo propio con el correspondiente cuaderno y libro para pasar a la siguiente materia y así durante toda la jornada. Más marcado era en las secundarias generales. Maestro para cada materia. Esto último lo sigue siendo. Solo que el reto hoy, con el planteamiento de la llamada Nueva escuela Mexicana (NEM)  es integrar los temas de cada una de las materias para acostumbrarse al multidisciplinario trabajo por proyectos. Ese es el reto de los docentes actualmente. Y nada fácil por cierto. Pero tampoco imposible.

EN ESTE CONTEXTO DE MATERIAS diferenciadas los alumnos salían de la escuela y la realidad que se les presentaba no era por materia. La vida misma se le presentaba con todas las materias integradas. Así es la vida y no como nos la pintan. Precisamente es útil la metáfora de las pinturas para hacer una analogía: las materias son como si cada una de ellas fuera un color distinto y la vida una mezcolanza completamente desordenada de colores.

DICHO TEMA DE LA MEZCOLANZA de colores que es la vida, y reitero que vi en una ilustración, la relaciono con la pintura "La balsa de Medusa". Y cuento breve la historia del cuadro. En 1816 se hundió la fragata francesa "Medusa", en las costas de África. Los sobrevivientes construyeron una balsa que naufragó por varias semanas. De alrededor de 150 pasajeros solo se salvaron 13. El pintor Theodore Gericault los entrevistó a ellos y con lo que escuchó realizó la pintura. Paso a describirla.

UNA BALSA CON NÁUFRAGOS A BORDO. Se ve que están en medio de la tormenta. Cada uno de ellos  quedó reflejado en una actitud distinta y por lo tanto distante. Desde el extremo del que está tirado, desfalleciente, sin esperanza alguna de salvarse, los que tienen la cabeza levantada escuchando al que habla, otros casi levantados y con esperanza, y en el extremo el líder, aquel que ante la adversidad del presente, motiva, está seguro de que se pueden salvar. Los náufragos pasaron por todo en esa tragedia. Tanto deshidratación, hambre, canibalismo y más.

Y SON CIERTAS Y EXPLICATIVAS ambas ilustraciones. La primera -la de los colores- con materias y la vida abigarrada mezcolanza, porque aprendimos los conocimientos de manera dispersa y no vinculadas. Un enunciado, con sus partes, nada que ver con química, física o educación cívica. Los números como entidades apartes de la vida. Muy apenas los rectángulos los relacionamos con las puertas y ventanas, y los ángulos con la abertura que se forma con la intersección de dos rectas. Y hasta allí se detiene la cosa. Y entonces los alumnos salen de la escuela sabiendo muy poco de qué va la vida.

Y POR OTRO LADO "La balsa de Medusa". En lo cotidiano, como si estuviéramos naufragando en la vida (no en lo personal aunque muchos sí, sino en colectivo), con guerras, inseguridad, escándalos de corrupción, feminicidios, actividades ilegales que realizan poderes de facto, miseria, migración (etc y etc), cada quien asumimos una actitud, que va desde la indiferencia, "los pobres son pobres porque quieren", "y qué puedo hacer yo?", hasta quienes denodadamente, luchan desde sus trincheras, muy diferentes, por un destino mejor de la sociedad en su conjunto.

EN EL TERRENO DE LA EDUCACIÓN sucede lo mismo. Solo que reitero: la educación no es responsabilidad solo de la escuela, sino que es de la sociedad en su conjunto. Recordemos que los primeros grupos humanos se educaban en la vida cotidiana de la comunidad: para la caza, la pesca, la recolección de frutos. Pues aún hoy es la sociedad la que educa, sea para bien o mal. La escuela es solo una parada del niño o joven estudiante. Son el barrio, los medios de comunicación, el templo, quienes educan a nuestros niños y jóvenes. Sí, también la escuela.

IMAGINEMOS, PORQUE ES FÁCIL imaginar, que nuestra escuela es la fragata Medusa. Imaginemos que naufraga y apresuradamente construimos una balsa. Y que vamos en ella. Imaginemos cuál es la actitud que asumimos ante la circunstancia del naufragio. Claro que la situación no es grave, o no tan grave, o al menos nos parece que no es tan grave. O realmente no es tan grave. Cada escuela tendrá sus circunstancias. Pero bien vale la pena reflexionar en esas dos ilustraciones. Una, para esforzarnos a aprender cómo integramos los temas de la materia nuestra, con las materias de los demás compañeros (a quien miramos a diario). Y la otra, qué actitud asumimos ante dichas circunstancias particulares de nuestro plantel. (...)