En ocasiones los adultos desconocen que niños y adolescentes pueden desarrollar pensamientos suicidas. Ante esta situación, padres y cuidadores deben identificar los factores de riesgo asociados y dónde localizar a especialistas ante la posibilidad de un suicidio infantil o adolescente.
En casa, si a un hijo le duele la garganta, se siente mal del estómago o sufre físicamente le llevamos de inmediato al médico. No obstante, si manifiesta sentirse triste, irritable o si tiene miedo ante una situación solemos pasar por alto que su salud mental y emocional también es parte fundamental de su desarrollo y podemos minimizar su conducta, verla como parte de su crecimiento o que pasará con el tiempo; sin embargo, esto puede ocultar un problema mayor como la depresión y el suicidio.
El suicidio es una problemática que debe visibilizarse con el objetivo de ser prevenida. La Encuesta Nacional de Salud (ENSANUT) reveló que, durante 2020, mil 150 niñas, niños o adolescentes en México decidieron suicidarse, es decir, un promedio de tres casos por día, casi el triple que los registrados por COVID-19, que ascendieron a 392 casos durante el mismo periodo.
Diagnosticar una depresión no es sencillo, en ocasiones las personas adultas hemos normalizado el estrés, las fobias, la ansiedad, el distanciamiento social y eso nos da la pauta para decir "no pasa nada", ya que no existen pruebas de laboratorio o gabinete que lo demuestren. No obstante, existe y es necesario que sea diagnosticada por una persona profesional de la salud mental y tratarla a tiempo a fin de evitar que se desencadenen enfermedades mentales severas, pensamientos suicidas o la consumación de dichos pensamientos.
10 señales de alerta y factores de riesgo que pueden anticipar un intento de suicidio.
1. Problemas emocionales: miedos extremos, ansiedad, baja autoestima, culpa o autolesiones o inicio en el consumo o abuso de sustancias como alcohol, tabaco u otras drogas ilegales.
2. Problemas de relación social: disminución en la cantidad de amistades, aislamiento social, incluso de gente cercana, y sentimientos de falta de apoyo familiar o social.
3. Problemas cognitivos: conductas hiperactivas, de riesgo físico como practicar retos virales para provocarse daños, problemas de atención y concentración; así como descenso en el rendimiento académico.
4. Trastornos de conducta alimentaria: anorexia (evitan la comida, la restringen o sólo comen cantidades muy pequeñas), bulimia (comportamientos para compensar el exceso de comida, como vómitos forzados, uso de laxantes o diuréticos, ayunos, ejercicio excesivo) o el trastorno por atracón (pierden el control sobre lo que comen).
5. Antecedentes de familiares o personas cercanas con tentativas o suicidios.
6. Haber sufrido violencia: maltratos físicos, psicológicos o emocionales, omisión de cuidados por parte de las personas cuidadoras, abandono, acoso escolar (bullying), ciberacoso o violencia sexual.
7. Estar en un proceso de duelo por pérdidas: de un familiar, mascota, divorcio de los padres, sentimientos de rechazo, problemas económicos o falta de empleo del jefe de familia.
8. Buscar tener a su alcance armasde fuego o medicamentos.
9. Realizar búsquedas en internet o en grupos de redes sociales sobre temáticas relacionadas al suicidio u otras conductas destructivas (autolesiones o trastornos de la conducta alimetaria).
10. Haber realizado intentos de suicidio previos.
Es importante mencionar que estas señales o factores de riesgo serán diferentes en cada niño o adolescente y varían de acuerdo con la edad, el sexo y su contexto; también es importante mencionar que, en general, se presenta más de una señal de forma simultánea. (Psiquiatra/Paidopsiquiatra)