Según las investigaciones, la motivación interacciona con el aprendizaje y el rendimiento de diversas maneras. Un sujeto motivado en una tarea aumenta su nivel de energía y su nivel de actividad y también sucede al contrario. La toma de decisiones de los sujetos está en gran parte influenciada por la motivación que tengan por cualquier asunto y las consecuencias que encuentren reforzandolo. Cuando un individuo a pesar de los inconvenientes y de los problemas persiste en una tarea en el tiempo, podemos afirmar que esta motivado, es decir, cuanto más tiempo dedique un estudiante a sus tareas académicas mayor será el rendimiento que obtenga.
Pero el tiempo, en sí mismo, no basta para qué la actividad se realice de manera efectiva. Los procesos cognitivos y afectivos que un individuo despliega en la tarea son esenciales para el aprendizaje y la retención a largo plazo de la información. Esta implicación cognitiva es uno de los beneficios más importantes, ya que permite al sujeto mejorar sus aprendizajes de manera autónoma y sin ayuda de los demás. Es decir, si la actividad a desempeñar es interesante y divertida, será también mejor realizada.
Entonces, los alumnos pueden estar motivados por algo que les guste o por algo que no les guste según las consecuencias de las acciones. Si la fuente de motivación se encuentra fuera del individuo diremos que la motivación es extrínseca. Este tipo de motivación favorece el aprendizaje porque aumenta el tiempo del sujeto en una tarea. Pero puede darse la circunstancia que al ser externa, el individuo busque el mínimo esfuerzo conductual y cognitivo para realizarla.
Si por el contrario el sujeto encontró la tarea agradable, la motivación sería intrínseca. Este tipo de motivación presenta muchas más ventajas ya que, por ejemplo, el sujeto puede realizar la tarea por iniciativa propia, afrontar situaciones complicadas, presentar mayor tolerancia la frustración, mejorar su rendimiento o buscar indicadores que evalúen forma de proceder para mejorar su eficacia y su ejecución.
En la escuela es frecuente observar cómo al principio del curso los estudiantes se muestran altamente motivados pero con el paso del tiempo pierden gradualmente esta motivación. En este caso, se pueden dar a la vez ambos tipos de motivación o una convertirse en la otra por los efectos que tenga. En este caso se denomina motivación internalizada.
Así se propone intervenir desde tres ámbitos: la clase, las familias y los profesores. La clase debe ser dinámica, atractiva y a su vez cumplir los objetivos docentes. Desde la familia es necesario coordinar la tutoría en interacción con los profesores.
La familia debe ser la prolongación de la institución escolar en materia de motivación. En cuanto al equipo docente es necesario organizarse de tal manera que se contemple el trabajo de la motivación en cada una de las áreas, programas, asignaturas, procedimientos de evaluación así como la unificación de criterios en la escuela de lo que se considere relevante de intervenir en estrategias de motivación. (Psiquiatra/Paidopsiquiatra/ Colaboración para Diario Presente)