HAY QUE MIRAR LA HISTORIA para comprender el presente y corregirlo. En la mayoría de encuestas sobre problemas nacionales, el tema de inseguridad y violencia es el principal, superando a economía familiar, corrupción y educación. Tal percepción ciudadana no es gratuita. Veamos este punto con perspectiva histórica.
Lo que sucedió en materia de inseguridad, sexenio a sexenio, rebasó cualquier previsión: problema estructural, de corte nacional y consistencia regional. En los años 80s y 90s del siglo XX, la focalización de la violencia era clara: en varias ciudades del norte, con resquicios sur y centro. No se percibía la multiplicidad territorial de hoy. De Tamaulipas a Chiapas, de Guerrero a Guanajuato, de Sinaloa a Michoacán, la zozobra crece, más allá de tintes electoreros que se utilizan para politizar el tema.
¿Cómo se llegó a este punto? Adversarios del presidente López Obrador rechazan que esos polvos vengan del pasado. Juzgan, sí o sí, que se tenía que mejorar ya. Cierto, aunque olvidan dos preguntas fundamentales: ¿de dónde viene, históricamente, la violencia y la inseguridad? Y ¿Se puede resolver este problema en pocos años, sin trabajo colaborativo en los tres niveles de gobierno?
RAZÓN DE SER DEL ESTADO
LA DEFINICIÓN MODERNA de Estado fue realizada por Thomas Hobbes en su obra Leviatán (1651). Caracteriza al Estado por una cualidad: el monopolio de la violencia. Nadie debe ejercerla si no es autoridad legalmente constituida. Adiós a la ley de la selva. Territorialmente, la violencia es controlada por el aparato estatal y quien la ejerce representa al gobierno de ese Estado configurado por contrato social.
Existe así una violencia preventiva para evitar males mayores. Véase esta idea de Hobbes: "El origen del Estado es el pacto que realizan todos los hombres entre sí, subordinándose desde ese momento a un gobernante, el cual procura el bien de todos los súbditos y de él mismo. De esa forma se construye la organización social". La condición anterior a la organización social, para Hobbes, es la "guerra de todos contra todos, pues la vida sin Estado es solitaria, pobre, brutal y breve".
ABISMOS SOCIALES
DATOS HISTÓRICOS sobre México: en 1990, los homicidios violentos por cada 100 mil habitantes fueron 19; para 2011, la cifra en ese rubro había subido a 23. ¿Qué ocurrió? Políticas agresivas de combate al crimen organizado, sin preparar al ejército -como después se supo- y sin contemplar las diferentes variables sociales involucradas.
En el sexenio de Calderón (2006/2012), fueron capturados o eliminados 25 de los 37 capos mexicanos más buscados; en el sexenio de Peña (2012/2018) fueron capturados o eliminados 101 de 129. ¿Y la violencia? No disminuyó. Para colmo, entre 2019 y 2024 el exsecretario de seguridad de Calderón, Genaro García Luna, fue juzgado y sentenciado en EEUU por narcotráfico, declaraciones falsas y conspiración. ¿Cómo defender modelos anteriores de seguridad en México?
Veamos otra progresión preocupante: bases mixtas del ejército, desplegadas en el país, sexenio de Calderón: 75. Bases mixtas del ejército, desplegadas en el país, sexenio de Peña: 142. Otros operativos especiales del ejército, sexenio de Peña: 14. ¿Y hubo más seguridad? No.
Otras cifras: en 10 años (2007-2016), 200 mil muertos por el combate al crimen organizado; 28 mil desaparecidos; cientos de miles de desplazados, crisis de derechos humanos. Además, mandos militares reconocieron su participación en 4 mil muertes, y dijeron "ya no más". De ese modo, presionaron para que aparecieran en la Constitución, de manera explícita, las funciones del ejército. Todo se hizo al revés.
TIEMPOS VIOLENTOS
VEAMOS LA PROGRESIÓN de ejecuciones en los llamados tiempos neoliberales, datos del semanario Zeta (Tijuana), cuyos reporteros revisaron documentos en morgues y ministerios públicos. 2007: 2 mil 826 asesinatos, 2008: 6 mil 837; 2009: 11 mil 753; 2010: 19 mil 546; 2011: 24 mil 68; 2012: 22 mil 433; 2013: 23 mil 928; 2014: 20 mil 276; 2015: 20 mil 462; 2016: 21 mil 200. Note el lector cómo, después de las 2 mil 826 asesinatos (ejecuciones) de 2007, la cifra se triplica en 2008 con "la guerra de Calderón"; el pico se alcanza en 2011 (24 mil 68) y la tendencia se mantuvo: no se bajó de 20 mil casos anuales.
Durante el sexenio de Felipe Calderón, de las 83 mil 191 crímenes documentadas por Zeta, el Estado de Chihuahua fue el más sangriento, con 16 mil 467. En la administración de Enrique Peña Nieto, curiosamente el Estado de México se erigió como el más cruento: 8 mil 845 ejecuciones en tres años, de diciembre de 2012 a noviembre de 2016. Siguió Guerrero, 6 mil 40 ejecuciones; en tercer lugar, Chihuahua, 5 mil 176; en cuarto, Jalisco, 3 mil 946; Michoacán, quinto sitio, 3 mil 629.
Este recorrido del pasado inmediato en inseguridad y violencia muestra el reto que enfrentó el gobierno federal en 2018. El siguiente gobierno, sea del signo que sea, debe tener un plan integral, articulado y viable. En las percepciones ciudadanas late un imperativo: se rechazarán inercias.
( vmsamano@hotmail.com)