* Inercias de escritorio, en el sexenio donde se pidió territorio
* Silencios, incompetencia y desinterés; no repetir el error
* Cambios necesarios en perfil institucional de la CNDH
EL GOBIERNO del presidente Andrés Manuel López Obrador definió el propósito de su régimen como el establecimiento del "humanismo mexicano". El nuevo modelo económico, señaló en el 2023 cuando ya se iban definiendo las coordenadas de su propuesta, tiene por objetivo social y moral, el progreso con justicia. Una batalla contra las circunstancias impuestas históricamente.
También López Obrador pidió a sus colaboradores "más territorio y menos escritorio". Fue forma clara de expresar que se terminaran inercias burocráticas. Quienes dependen del Poder Ejecutivo en el organigrama federal, supieron a qué atenerse. Aunque la intensidad presidencial no fue fácil de igualar.
Por otro lado, quedó la ´herencia´ de la autonomía como funcionamiento por fuera de la directriz presidencial, lo que –se supone- garantiza mejor rendimiento de diferentes organismos. Terreno delicado, si hablamos de realidades institucionales y no sólo de la letra de la ley. De ahí derivó la propuesta de desaparecer órganos autónomos, que se lograría con la mayoría calificada de Morena y aliados.
Hay quienes sostienen que más que desaparecer hay que reformar y mejorar esas dependencias, surgidas muchas de ellas de una larga lucha de la sociedad frente a los abusos del autoritarismo del viejo sistema.
Sobre la autonomía de tiempos neoliberales, López Obrador es un escéptico de tiempo completo y quizás tiene razón en la mayoría de los casos. Por eso habla de la autonomía como simulación y se queja de "repetición de funciones en varios organismos, lo que es franco dispendio". Se necesita investigar a fondo sobre autonomía y repetición de funciones, para distinguir entre lo que se repite y debe desaparecer, y lo que requiere autonomía plena -no continuidad de la simulación- para arrojar buenas cuentas democráticas.
Tenemos casos extremos en los que los responsables (irresponsables) de los órganos autónomos vieron en esos organismos una oportunidad para el dispendio, con gastos onerosos y abusos varios.
En ese contexto –entre autonomía y simulación- se desarrolló en este sexenio, como en campo minado, la defensa de los derechos humanos (en un régimen humanista). El segundo piso de la 4T deberá trabajar mucho en este rubro. Sobre todo porque la oposición con signo de izquierda surgió y creció con la bandera de la lucha contra la injusticia, y por la defensa de las libertades y la integridad de las personas.
COMO EMPEZÓ, TERMINÓ
HERENCIA de familia. María del Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), ostenta el cargo desde el 16 de noviembre de 2019 y, la verdad sea dicha, su actuación pública no suma a la república. Llegó entre debates legislativos, por su perfil académico de psicóloga, y de esa dinámica de conflicto no se pudo librar.
Las quejas vienen de tiempo atrás. Un reportaje del diario español El País (15/01/2022) mostró el siguiente titular: "El exiguo legado de Rosario Piedra en la CNDH". Significado de ´exiguo´: insuficiente y escaso. Los subtítulos van en el mismo sentido: "Activistas y especialistas cuestionan la falta de resultados del máximo órgano de defensa de los derechos humanos"; "una institución marcada por la inacción y la polémica". Retengamos los cuestionamientos: falta de resultados, inacción y polémica, lo que resulta contraste extraño, aunque preciso, pues desde el silencio/omisión de la CNDH surgieron polémicas que tuvo que capotear López Obrador, quien promovió el nombramiento de Rosario Piedra en reconocimiento de la lucha materna, pero lamentablemente probó ser convidada de piedra en la transformación que ejecutaron AMLO y –de manera desigual- su gabinete.
En comparecencia ante el Senado (22/11/2022), Piedra Ibarra levantó ámpula al citar una recomendación que la CNDH giró al Instituto Nacional Electoral (INE) por hechos ocurridos... en 1952, cuando no existía el INE. No es broma. En el diario de debates se encuentra el inverosímil dato que desluce el pedigrí social que por filiación familiar tiene Rosario, hija de doña Rosario Ibarra de Piedra, la mayor luchadora social contra la desaparición de personas en México. Mucho deberá corregirse en este aspecto.
AL MARGEN
CONCLUIRÉ el tema de la CNDH y Piedra en la próxima entrega, pero ahora aprovecho para señalar que hay otros derechos humanos en los que el avance impulsado por la visión obradorista me parece innegable: el de una vida digna para los mexicanos en mayor desventaja, en desigualdad social. Y esto se ha logrado con políticas como los programas sociales y el incremento en los ingresos familiares, vía los apoyos directos o por la ruta de las mejoras salariales.
En este sentido, tanto Claudia Sheinbaum, en la Presidencia, como Javier May, en la gubernatura, comparten el proyecto de mantener e inclusive ampliar los programas sociales. Ayer May Rodríguez, acompañado de las y los electos para las alcaldías, anunció el inicio del censo para "identificar las necesidades específicas de la población, con información confiable, de primera mano y actualizada", según dijo la futura Secretaria de Bienestar, Mayra Paloma López Hidalgo. Esta información complementará la obtenida en los recorridos previos (precampaña, campaña y postcampaña), pero también será materia prima para lo que podríamos llamar el segundo piso de los programas sociales. (vmsamano@hotmail.com)