PARA QUIEN NO ESCRIBE, tiene más valor una pluma de 10 mil pesos, que una de 10 pesos. Lo mismo que sobre computadoras: una mac de 30 mil, que una Mac usada de 3 mil. Para quien escribe tienen el mismo valor, aunque diferente precio. Y las plumas de 5 mil y las Mac de 30 mil y más tienen alta demanda de acuerdo al poder adquisitivo. Son adornos y prueba de estatus.
PARA LOS INDIFERENTES, es lo mismo que gane una elección Juan o Pedro. Se quejarán igual de que las cosas no andan bien. Y esperan las siguientes elecciones, para no votar, o hacerlo lo mismo por Pedro o Juan.
PARA QUIEN NO LEE, es un absurdo invertir en bibliotecas o actividades culturales. Incluso, para los indiferentes que saben leer. Los indiferentes llenan los cines con la película de moda, hasta hacen cola horas antes. Pero no compran el libro de moda. Los indiferentes o bien no saben leer, o sabiendo no leen, que es lo mismo. También hay indiferentes que son lectores. ¿Qué leen? Preguntémosles para saber. Los indiferentes buscan y también llegan a los puestos de gobierno.
PARA LOS INDIFERENTES ES SUPERFLUO escribir poesía y difundirla, escribir literatura y publicarla. "Es una pérdida de tiempo", aseguran muy seguros. Son los cientos y miles de ausentes en los eventos culturales a donde llegan alrededor de 10 personas, entre amigos, familiares y unos tres curiosos. Los indiferentes discuten mucho, y creen tener la razón.
PARA UNAS ELECCIONES, el 50 por ciento y más de las personas en edad de votar le es indiferente ejercer su derecho al voto. Algunos de ellos acuden, con la decisión de tin marín, de do pingüé. El porcentaje del padrón que vota fluctúa alrededor del 60 por ciento. Los muertos antes votaban más, ahora menos. Para unas elecciones el otro 50 por ciento que acude a votar, son una mezcla de quienes saben leer pero no leen, y un reducido número de lectores, asimismo un buen número de analfabetas.
HAY INDIFERENTES QUE LLEGAN a puestos medios y altos en la administración pública. Son los que andan a troche y moche, por decirlo así. Piden cuotas, diezmos, cooperaciones, primer mes de la beca, etc. Los indiferentes son los que permiten que lleguen, porque son ellos mismos visualizados a futuro.
BUENO, NO SON INDIFERENTES en realidad, son ladrones, que luego salen en seis años de alguna dependencia, y ponen una empresa, tienen una casa en barrio de lujo y cambian de familia (a veces). Los indiferentes no son de derecha ni de izquierda. Tampoco del centro político. ¿Qué son? Indiferentes. Ellos dicen: "en política no me meto". "No me gusta la política". Lumpen son.
A LOS INDIFERENTES NO LES INTERESA la naturaleza, la vida en armonía entre vecinos, el buen ambiente en el trabajo. Son indiferentes. Si por ellos fuera, lo ideal sería que todos fueran indiferentes. Y crecen en número. A ello contribuyen los programas bobos de la televisión y la radio. Los programas bobos en internet.
LOS INDIFERENTES SON MILLONES. Son la mayoría. Son los que deciden con su abstención o con su voto al "ai" se va. Dice el Loco Quintero" que para ellos se programa la barra de televisión y radio. Es la dictadura de los indiferentes.
"PRIMERO VINIERON POR LOS SOCIALISTAS, y guardé silencio porque no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y no hablé porque no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío. Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre". Martin Niemöller (se le atribuye erróneamente a Bertlolt Brecht)