Tras una elección tan importante como la que acabamos de vivir, en un país tan lleno de mitos, apasionamientos y desconfianza como el nuestro, tener resultados preliminares prácticamente inmediatos es fundamental. Los programas de resultados preliminares o PREP ayudan a darle más certeza a la elección, a que la gente tenga una noción clara la misma noche de la elección sobre cuáles son las tendencias y así saber si la diferencia es tan amplia que los ganadores prácticamente se pueden tener por tales o si, por el contrario, la elección es tan cerrada o llena de inconsistencias que habrá que esperar los resultados del escrutinio y cómputo.
Los PREP son un producto de la complejidad de las elecciones mexicanas, fruto de nuestra ya no tan reciente democracia. Desde que "se cayó el sistema" en 1988 a la fecha han pasado ya 36 años, en la actualidad, gracias a la tecnología, así como al arduo trabajo de los mismos ciudadanos que hacen posible la elección, podemos tener esos resultados preliminares con un margen de confianza muy alto.
Son difíciles de hackear porque, por su naturaleza, se procura desde las mismas instituciones que tengan una seguridad robusta, además, se nutren directamente de las actas que llegaron de las mesas directivas de casillas. Tienen filtros dobles, se toma foto del acta, se digitaliza, se captura, se contrasta y se vuelve a comprobar. Si llegan a haber discrepancias, son transparentes, por lo que permiten corregir en caso de que se detecten problemas, que los partidos, los medios y cualquier ciudadano puede señalar.
Hay un pequeño ejército dedicado únicamente a que el PREP funcione, hay personal en cada uno de los distritos electorales, en las sedes de los institutos electorales. Trabajan de manera paralela junto a ese otro pequeño batallón que son los capacitadores asistentes electorales, gente fundamental en la organización de la elección, porque capacitan a quienes cumplen la tarea de ser funcionarios de casilla pero también realizan desde la recepción del material electoral hasta el armado de los paquetes y su traslado.
Otro ejército, más grande y estratégico si cabe, han sido los capacitadores asistentes electorales, quienes llevaron a cabo la gran labor de convocar a los ciudadanos para servir como funcionarios de casilla, así como la tarea de capacitarlos para saber cómo llevar a cabo esas funciones. Personal que también tuvo la enorme responsabilidad de volver a los consejos distritales con los paquetes electorales.
Todos estos elementos son los que hicieron posible que el día de la elección los ciudadanos tuvieran a su disposición todo lo necesario para expresar su voluntad, así como garantizar la certeza de que esta voluntad será respetada. Más allá de los mitos de cada elección, desmentidos y vueltos a desmentir (que si la tinta se borra, que si el papel se marca solo, etcétera), los niveles de participación ciudadana indican que a pesar de las críticas, existe confianza en las instituciones electorales.
Desde luego, un proceso electoral no es un día de campo. Antes, durante y después de la jornada del domingo ha habido una serie de atrasos, fallas en la logística e inconvenientes que, sin ser tan evidentes ni haber puesto en riesgo la elección, sí significaron un desgaste innecesario del valioso personal que participó en la organización de la elección. En particular, resultó crítico que en el convenio de colaboración entre el INE y el IEPCT se menospreciara a los capacitadores asistentes del IEPCT, quienes tuvieron serios problemas de coordinación con el personal del órgano federal.
Cabe recordar que el próximo jueves y hasta el 13 de junio corre el periodo para que los partidos o candidatos independientes presenten medios de impugnación, por lo que habrá que esperar a que concluya esa etapa, y que las impugnaciones se resuelvan a más tardar el 15 de agosto, para que quienes fueron electos por la voluntad popular inicien funciones el primero de octubre, en el caso de gobernador, el 5 de septiembre en el caso de los diputados locales y el 5 de octubre, los alcaldes. Ese día no debe haber ninguna duda sobre su legitimidad.