Hola. Soy Nietzsche, Friedrich Nietzsche (I)

Friedrich Nietzsche se introduce como el filósofo de los aforismos, incomprendido por filósofos y literatos.

HOLA, SOY FRIEDRICH NIETZSCHE (Nichæg, se pronuncia en alemán), y soy filósofo. Cuando escuchen a Richard Wagner, en cualquiera de sus obras, sepan que fue gran amigo mío. Su evangelio lo plasmó en notas. El mío en aforismos. Mis amigos cercanos y familiares me consideran genio. Mis enemigos filósofos dicen que mi obra es literatura. Los que son literatos dicen que mi obra está cargada de filosofía. No pienso ni escribo para esos cretinos. Los aforismos son belleza e idea.

MI PENSAMIENTO EN FAMILIA SE FORMÓ RELIGIOSO. Nací en una iglesia. Mi padre era el pastor y mi madre ama de iglesia y casa. Por lo tanto me aprendí el Alfa y Omega de los evangelios. Y cuando platicaba con niños más grandes o personas adultas, se daban cuenta de mi gran dominio sobre esos temas y me llamaban el pequeño genio o pequeño pastor, y yo me sentía muy orgulloso de ello.

PERO INTELIGENTE, COMO ME DECÍAN, me fui dando cuenta de varias cosas al interior de mi familia y comunidad religiosa, cosas que no viene al caso contar, por lo que se instaló en mi pensamiento la idea de que los creyentes tenemos dos caminos para seguir. Uno de ellos es instalarse en la comodidad y confort de la creencia, sin objetar pasaje alguno, so pena de ser considerado rebelde e indisciplinado y, en su extremo, hereje, y el segundo es buscar la verdad con mayúsculas. Yo opté por el segundo.

OPTAR POR EL SEGUNDO, POR SUPUESTO, fue considerado una locura por mis amigos. Y me llevó por un camino satisfactorio en función de las nuevas conclusiones que iba encontrando. Y no había vuelta atrás, como quemar las naves para que no hubiera retroceso. Me fui dando cuenta que los moralistas eran inmoralistas, que los rectos hacían trampas, y que los que pregonaban la verdad eran unos mentirosos. Y esto no solo en el mundo religioso, sino en el secular. Aún no llegaba a la creencia de la no existencia De Dios, sino veía que muchos de quienes  pregonaban su mensaje se comportaban como verdaderos anticristos.

HAY UNA EXPRESIÓN por la que se me conoce y es: "Dios ha muerto". Y se me acusa de misógino con citas fuera de contexto, como esa de "si vas con mujer lleva el látigo". Volveré a estos temas en puntos más adelante. Solo diré que mi filosofía fue considerada "del martillo", porque la tarea que me impuse fue la de derribar todos los fuertes cimientos y muros de una superestructura creada para el control de las personas, mente de creyentes y no creyentes. Se me ha tergiversado, por supuesto.

SOY FRIEDRICH NIETZSCHE (se pronuncia Nichag) y soy filósofo con obra bella. Quienes en la posteridad lean lo que se escribe de mí, les alerto que habrá dos tendencias y a esas hay qué desenmascaras desde ahora. Si quien hable o escriba sobre mí desde el púlpito y la cátedra religiosa, de seguro que tergiversará mis ideas para presentarme como demonio o anticristo (y más que puse título a uno de mis libros), me presentará como amoral que planteo el desorden social con primicia en importancia al desfogamiento libre de los instintos y necesidades para satisfacerlas por la fuerza. Y por supuesto habrá quienes estén de acuerdo conmigo aunque minimicen los alcances de mis ideas por considerarlas que a ellos mismos puedan acusarlos de nietzscheanos como sinónimo de libertinos apologistas del mal.

UNA NOCHE CAMINABA POR BONN. Y vi un cochero dar de latigazos a su noble caballo, porque no podía más aprisa. Y estallaba el látigo en el cuerpo sudado del noble animal. El caballo no pudo más y cayó, casi reventado. Sentí coraje e impotencia. No pude hacer más que acostarme junto a él, acariciarlo y pedirle perdón por toda nuestra maldad humana, racional.

ME DEFINO DESDE AHORITA como ni santo ni demonio, solo hombre, individuo de una especie entre las tantas que habitamos la tierra. Y que este planeta es una esfera en movimiento circular, perdida y olvidada en un vasto universo. Y que esta especie a la que pertenezco le fue dado encontrar algunos sonidos guturales que se convirtieron en palabras y que esto derivó en miles de años en evolución para elaborar conceptos, generar ideas que en resumen fueron elementos para llamar seres inteligentes y racionales. Pero que fueron destruyendo las condiciones de vida del planeta y se extinguieron y regresaron de nuevo en otra etapa evolutiva. (Continuará)