El primer registro de la gripe o influenza aviar data de 1878 en Italia, describiéndose como una enfermedad contagiosa de las aves de corral con alta mortalidad. Se la llamó la "plaga de las aves". A inicios del siglo XX se descubrió que era causada por un virus y en 1955 se determinó que se trataba de un virus de la influenza A. Es una zoonosis, una enfermedades infecciosas transmisible de animales a humanos. Típicamente, las aves migratorias acuáticas son el reservorio natural de este virus y lo acarrean en el aparato respiratorio o intestinal. Los virus aviar son propios de determinadas especies pero, en ocasiones, logran infectar a las personas. El contagio en humanos se produce por contacto estrecho con aves de corral o de granjas comerciales, infectadas o en entornos muy contaminados.
El primero caso identificado fue debido al virus AH5N1 en 1997 y al AH9N2 en 1999, considerados con el mayor potencial pandémico. Si bien los mayores casos de infección, enfermedad y decesos en humanos han sido por subtipos AH5. Esta gripe aviar no debe confundirse con la influenza humana estacional que es muy frecuente durante esta época del año. En los últimos 20 años, la OMS solo ha registrado poco más de 850 contagios humanas por virus de la gripe aviar AH5N1 en todo el mundo; la mayoría en Asia y en personas que convivían estrechamente con aves infectadas. Y en lo que va del 2022, solo se han reportado 37 infecciones humanas en China y Camboya, una en Reino Unido y casos sospechosos en Norteamérica y España.
Los brotes de gripe aviar continúan en todo el mundo. Desde enero una cifra récord se aproxima en Estados Unidos, casi 50 millones de aves en 46 estados han muerto por la infección del virus o han sido sacrificadas debido a la exposición a aves infectadas. Europa experimenta el mayor brote de gripe aviar altamente patógena jamás observado, afectando a 37 países; unos 48 millones de aves han sido sacrificadas desde el 2021, casi 2,500 brotes han sido detectados en aves de corral, 200 en aves cautivas y 3,500 en aves silvestres.
El mes pasado, México notifica el primer caso de gripe aviar en 2022. La cepa AH5N1, altamente infecciosa, fue detectada en un ave silvestre en el Estado de México, en una ruta tradicional de aves migratorias. Casi tres semanas después se detecta ya en siete estados: Estado de México, Chiapas, Baja California, Jalisco y Aguascalientes, en Sonora y Nuevo León donde se sacrificaron casi 300 mil aves en puntos de producción avícola por el riesgo de contagio a humano, como parte de las acciones implementadas para proteger la producción nacional de pollo y huevo.
En Tabasco aún no se detecta el primer caso, pero la semana pasada se registró el primer brote de AH5N1 en los límites con Chiapas, a una hora de Villahermosa, obligando a las autoridades sanitarias y de seguridad agroalimentaria a establecer un cerco ante el riesgo de propagación de la enfermedad y la posibilidad de contagio en humanos. En una semana, murieron cientos de pollos criados en granjas comerciales y familiares, y en traspatio para autoconsumo. El origen pudo haber sido el contacto con aves migratorias en la región o por la transportación de aves contagiadas hacia el sureste.
Una persona infectada por gripe aviar puede desarrollar desde una infección leve de vías respiratorias hasta una neumonía grave. Por ahora nuestra región no registra casos de contagio entre personas, el virus que circula entre aves aún no tiene la capacidad de transmitirse fácilmente entre humanos.
Y aunque el riesgo de estos brotes actuales de gripe aviar para la salud publica sigue siendo bajo, hay que mantener la vigilancia en granjas comerciales y familiares, aves de corral y mascotas, así como su interacción con aves silvestres y migratorias, para descartar, advertir o detectar alguna mutación que pudiera detonar una epidemia con altos costos para la salud pública y con pérdidas humanas. Estas probabilidades parecen remotas, pero están ahí. ( drulin@datametrika.com , Investigador Titular, UJAT, Director General, Datametrika Co.)