El 40 % del costo de la gasolina es controlado por el gobierno, el 52 % por parte del mercado, y el 8 % por las estaciones de servicio, donde estas últimas tienen una utilidad neta comprendida entre 1.5 y un 2.5 % del costo total de cada litro que paga el consumidor.
Debemos tener en cuenta que la reforma energética, al contar con un mercado abierto controlado, posibilitó reconocer ciertos costos que Pemex absorbía, y no eran reconocidos en el precio al público, y, por consiguiente, el gobierno debía subsidiar para tener el precio del combustible disponible para el público. Hoy Pemex ha sido beneficiado al reconocerle todos los costos omitidos a éste en la cadena de los hidrocarburos, desde la producción de la materia prima, refinación, logística, almacenamiento, y estaciones de servicio, dando a este reconocimiento que más del 70 % del total de ingresos de la empresa provengan de la venta de gasolina, diésel, turbosina, y petrolíferos como el combustóleo. Esto ha llevado a Pemex a controlar el mercado en las terminales de almacenamiento y reparto, donde se venden lo refinado y lo importado.
Según lo mencionado anteriormente, la verdad es que no existe un gasolinazo; ya que no se trata de una decisión en un período de tiempo por el gobierno en el incremento de los combustibles, sino de una fórmula derivada de la reforma energética, y la cual reconoce costos en toda la cadena en el mercado de los combustibles con base a la inflación observada.
Es imperativo exponer al público que las cantidades monetarias pueden ser expresadas para el análisis económico de una historia de precios o del valor de dinero de las siguientes formas:
· Términos nominales o corrientes (con inflación), y se refiera a los precios de los bienes y servicios en el momento actual; es decir, sin ningún ajuste, y considerando su valor nominal. Es lo que paga el consumidor en la estación de servicio.
· Reales o constantes (sin inflación). Estos son calculados al deflactar, y sirve para hacer comparaciones correctas entre cantidades monetarias de distintos años en términos reales, es decir, sin el efecto de la inflación. Si deflactamos, podremos identificar correctamente los cambios en términos reales.
La gráfica presentada el 3 de enero de 2025 en "La mañanera del pueblo", presentada por PROFECO, se refiere a precios reales, y los cuales proceden de deflactar a lo que el consumidor paga en la estación de servicio (precios corrientes), y solo sirven estos valores para un análisis financiero y mercado, en relación con la evolución del precio constante. En otras palabras, estableciendo el valor actual del precio de la gasolina, sin considerar la inflación, con el fin de determinar en el pasado cuál sería su costo actual. Siempre los valores deflactados serán más altos que los corrientes.
El consumidor no llegará y dirá en la estación de servicio, dame el litro de gasolina a un precio deflactado, quítale el efecto de la inflación observada en cada año fiscal a los costos del incremento de la producción de gasolina, el transporte, almacenamiento, impuestos, y los costos de la estación de servicio.
La realidad es que la gasolina sí ha experimentado un aumento en los precios corrientes en un 82 % entre 2014 y 2024, debido a que los costos del mercado se reconocen en el precio y los ajustes realizados anualmente al IEPS con base a la inflación. Sin embargo, al deflactar (sin inflación) a estos en el mismo período, han experimentado un incremento del 12 %. Aun así, esto último, el consumidor, no se refleja en su tanque, y solo sirve como un indicador al gobierno de cuál es el efecto del dinero del presente en el pasado. (Continuará) – Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos