Gabriel Zaid, deshonestidad intelectual y anquilosamiento

Reconocido por su claridad y profundidad, Gabriel Zaid se destacó en el México priísta

Comentario al artículo "Por Qué Votaron Así", revista Letras Libres, 29 julio 2024 y periódico Reforma, 28 de julio, 2024.

Lo primero que cabe decir y dejar bien claro, es que Gabriel Zaid fue uno de los intelectuales más claros, incisivos y profundos del México Priísta (aunque él era antipriísta). La seriedad de su problematización de los temas que trataba lo hacía respetable sin importar la ideología del lector. Se caracterizaba por no tomar partido por adelantado, sino abordar el problema y presentar sus análisis y propuestas. 

Pero eso no es lo que pasa en su más reciente artículo publicado, sino todo lo contario. El texto "Por Qué Votaron Así", es un ejemplo de clasecentrismo (los que votaron fueron ellos, los otros, como cuando Samuel Ramos y Octavio Paz hablaban del mexicano sin incluirse a ellos, los intelectuales, los educados, los contemporáneos). Un ejemplo de deshonestidad argumentativa y partidismo delirante, que lo lleva a mentir descaradamente (por ejemplo cuando habla de las encuestas). 

Se convierte entonces o permite pensar que representa un claro ejemplo de lo que George Orwell llamaba deshonestidad intelectual (abusar de la posición y reconocimiento social de intelectual para presentar a priori como posición objetiva y razonable una opinión o interés personalísimo). E incluso, si sumamos las actitudes, opiniones, artículos e intervenciones en medios electrónicos de Héctor Aguilar Camín, Jorge Castañeda, Denisse Dresser, Guadalupe Loaeza y Enrique Krauze, entre otros, que han llegado al insulto y han rayado en la histeria, quizás tengamos que aceptar que estamos contemplando la muerte del intelectual tradicional mexicano del siglo XX.

El primer párrafo del artículo de Zaid, nos invita a pensar que vamos a leer al viejo Zaid, centrado, lúcido y razonable: parte de aceptar los resultados electorales con la interesante argumentación de organismos claramente independientes y abiertamente contrapuestos a la política de este sexenio. Incluso califica la votación de "ovación". Pero inmediatamente impone, sin argumentación, explicación o demostración, el punto de partida de su deliberación: Califica al sexenio actual como meramente caracterizado por "la violencia, la corrupción y la ineptitud". Y desde ahí tuerce el problema. En lugar de aceptar que la gente votó por lo que pensaba mejor, o incluso porque este gobierno la ha favorecido más que los anteriores, según Zaid el problema es cómo ante esto la gente votó irracionalmente contra un gobierno que a él y a una minoría electoral del 30% le pareció malo. Luego entonces, ya en su artículo, sólo se trata de explicar por qué la gente vota "irracionalmente", y a eso dedica el resto del texto: a encontrar las fuentes de la irracionalidad del acto del 65% de los electores. 

Por ejemplo, en el punto 10 (y último) dice que "el voto universal" obliga a votar a millones que no tienen especial interés en hacerlo". O sea, en pocas palabras, que no están ni interesados ni capacitados. Y luego entonces la solución que se colige de esto es que hay que eliminar al voto universal, limitándolo a la gente politizada. Lo cual -extrañísimo en Zaid- consiste en una contradicción porque entonces sólo votarían los empleados de los gobiernos, que son, por supuesto, los más interesados en definir quién va a ser su jefe. Es decir, nos llevaría a un estado totalmente burocratizado como el que siempre ha atacado en sus anteriores artículos. Justamente cumpliendo lo que él mismo crítica en el punto 8: que hay quien vota para atinarle al que va a ganar para obtener o mantener ventajas. 

En su punto 1 explica la votación por la popularidad impulsada por los medios. Olvida que todos los medios electrónicos y las redes sociales (con bots y sin ellos), están en México en manos de una selecta mayoría de empresarios que tienen intereses no sólo en los medios electrónicos (radio, periódico y televisión) e impresos, sino también en hospitales, constructoras, camineras, refresqueras, cerveceras, tiendas de conveniencia, centros comerciales, inmobiliarias y hasta en cárceles. Estos empresarios y sus medios apoyaron clara y abiertamente a la señora Gálvez. Si esta hipótesis fuera cierta, habría ganado ella y no Claudia Sheinbaum.

Acusa al presidente López Obrador de estar constantemente en los medios. Y antes, cuando él era joven y maduro, entre 1940 y 2018, ¿cómo era? ¿Lo olvidó? Sólo que entonces era porque el gobierno sostenía a los medios con sus "chayotes", y ahora es porque con su habilidad, actividad y capacidad intelectual, el actual presidente impone la agenda.

Acusa al populismo dadivoso, al que dijo "te voy a dar más o lo mismo que Morena", pero justamente fue Xóchitl quien dijo esto. Y resuelve esta otra contradicción de su planteamiento  diciendo que la gente razonó "más vale malo por conocido que bueno por conocer". Pero se le olvidó que todo el equipo que presentó Xóchitl, comenzando con Ángel Gurría, eran funcionarios de los anteriores gobiernos, es decir, perfectamente conocidos.

Y finalmente, según él, la otra explicación es el apoyo del narco a Morena porque según la organización México Evalúa "no hubo voto de castigo en los municipios más violentos" (fíjense cómo dan por hecho que tendría que haber voto de castigo, en lugar de preguntarse realmente porque votó la gente, preguntarle, averiguarlo; pero no, para que, ellos ya tienen la respuesta a priori: la gente tenía que dar voto de castigo). Y Zaid concluye que pesaron más los programas sociales (cuyo mantenimiento prometió la oposición) que la inseguridad. ¿No sería que el problema de la supervivencia económica, o sea la pobreza, es el principal problema del país?

Gabriel Zaid representa hoy la muerte de los intelectuales de los regímenes priístas y neoliberal.