Con gusto me entero que Villahermosa es la sede del Tercer Congreso de Fibromialgia organizado por la Asociación Nacional Cadena de Ayuda Contra la Fibromialgia, A.C., que teniendo como lema “Mucho dolor que no se ve, pero se siente”, en las instalaciones de la Universidad del Valle de México (UVM) el 18 de este mes congrega a especialistas a fin de crear conciencia en la sociedad y en el sector salud para que se visibilice dicha enfermedad. Y me da gusto por varias razones, una de ellas de carácter personal y familiar: mi esposa Teresa Carreón Granados, hace veinticinco años fue diagnosticada con dicha enfermedad, y desde entonces el dolor no sólo lo ha sentido ella, sino también nuestros dos hijos (Moravia y Diego), y yo mismo. Aunque sin punto de comparación, claro está.
Otra razón es porque permite compartir algo sobre la Fibromialgia: que cada 12 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Fibromialgia, instituido en honor a Florence Nightingale, nacida el 12 de mayo de 1820, quien a los treinta y cinco años de edad manifestó los síntomas de lo que después se conoció como Fibromialgia, y que la acompañaron durante más de medio siglo, hasta su muerte el 13 de agosto de 1910.
La Fibromialgia es un término que refiere a síntomas y trastornos de los músculos y del esqueleto del cuerpo humano, que se manifiestan a través del cansancio y dolor permanentes, y de rigidez en los músculos, tendones y tejido blando circundante. Además, se presentan con un amplio rango de manifestaciones psicológicas como son la dificultad para dormir, los dolores de cabeza y la presencia de niebla mental, que afectan el pensamiento y la memoria de quien padece esta enfermedad.
En 1992 la Organización Mundial de la Salud (OMS) le dio categoría de enfermedad y la clasificó como de índole reumatológica, y según las estadísticas el tres por ciento de la población mundial la padece, y se presenta en una proporción de nueve mujeres por cada diez personas que la manifiestan, principalmente entre los veinte y los cincuenta años de edad. Y aunque no se sabe qué provoca que alguien se enferme de Fibromialgia, su origen puede estar relacionado al estrés físico o mental, a cierto traumatismo físico, a la exposición excesiva al frío o a la humedad, al sueño deficiente o a padecimientos reumáticos.
Pero más allá de que la Fibromialgia es una enfermedad que afecta al ser humano en sus más importantes estructuras (muscular, esquelética y psicológica), por la situación que en la actualidad muestra el Poder Judicial de la Federación, se antoja exportar de manera respetuosa el concepto a los campos de la Constitución Política, de la justicia, de la ciencia política y del derecho, y entonces acuñar el neologismo “Fibromialgia Judicial”, para entender lo que sucede en ese Poder de la Unión. Y es que la estructura (músculo, esqueleto y memoria) de la Suprema Corte, del Consejo de la Judicatura y de los juzgados federales, después de doscientos años de vida republicana y de tres décadas de neoliberalismo con la reforma de Ernesto Zedillo en 1994, presenta los síntomas de la Fibromialgia: agotamiento, dolor crónico, rigidez en sus estructuras y niebla mental en su funcionamiento y en sus resultados en materia de impartición de justicia.
Lamentablemente aún no se encuentra la cura para la Fibromialgia que padecen los seres humanos, pero por fortuna ya está en marcha la que aliviará la que afecta al sistema de justicia nacional, y aunque inició con la elaboración del expediente clínico del Poder Judicial, y se está realizando una operación a corazón abierto en él, aún falta que el remedio llegue a los otros órganos del cuerpo judicial: los poderes judiciales de las entidades federativas, las fiscalías federal y locales, los ministerios públicos y las policías en todos sus niveles.
Pero mientras lo anterior sucede, es verdaderamente importante la realización del Tercer Congreso de Fibromialgia organizado por la Asociación Nacional Cadena de Ayuda Contra la Fibromialgia, A.C. ¡Felicidades y mucho éxito!
(*Escritor. cadenacardenasjavier@gmail.com)