Mas allá del juego de emociones y manipulación de las masas que se tradujeron en el resultado electoral por el que se renovó la presidencia de los Estados Unidos de América, Jefes de Estado del orbe de inmediato se apresuraron igual a rendirle reverencia a un Donald Trump que asumirá por segunda ocasión al cargo desde el 20 de enero de 2025; un personaje que en esta ocasión contará con poderes ilimitados para su polarizadora psicología carente del liderazgo que exige la nación más influyente; aunque en su caso intimida y cumple las amenazas como mecanismo de gobierno.
El mundo está en vilo, sin ninguna otra opción que no sea la de doblegarse e ante un personaje sin escrúpulos para saciar su voraz capricho por hacer y deshacer aquellos desatinos de un nulo político, que traerán un caos en la transgresión de todos los acuerdos establecidos con organismos multilaterales al grado de encallar incluso la subsistencia.
Increíble que personalidades controvertidas y adversarias como el venezolano Nicolás Maduro, el cubano Miguel Díaz Canel, y hasta el chino Xi Jinping, quienes en público le reconocieron y le felicitaron por su triunfo al estadounidense. Del ruso Vladimir Putin no sorprende una expresión dada sus complicidades. Señal de que quieren llevar una relación lo más cordial posible en medio de sus marcadas diferencias.
La Unión Europea en palabras del presidente francés Emanuel Macron será un bloque más robusto y unido en defensa de sus intereses y valores; el canciller alemán Olaf Scholz se pronunció por sostener la asociación trasatlántica en los términos que se tienen hasta ahora durante la gestión de Joe Biden.
Son muchos los intereses que giran en rededor de la geopolítica que están en riesgo de continuar su curso o reconfigurarse; obligada a aprender a cohabitar y desde sus territorios aprender a jugar con las reglas un volátil presidente de los Estados Unidos de América, a sus caprichos y atroz psicología.
El villano favorito, México en la persona de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no quedó exento de tener un primer diálogo entre gobernantes; sin embargo, ninguna garantía se tiene de establecer una relación de respeto entre guales, entre Jefes de Estado que con voluntad armonicen proyectos de beneficio mutuo, como el TMEC que pende de un hilo con el riesgo de romperse e inducirle a una catastrófica crisis.
El chantaje de los migrantes y las drogas son el principio de la catapulta ante una dependencia casi absoluta del este lado con un 80 por ciento de las exportaciones con destino al vecino país del norte, contrastante con el 15 por ciento promediado a la inversa; entre estos el suministro de los combustibles, gasolina y gas natural.
La evidente misoginia de Donald Trump contra las mujeres puede ser una consideración para tomar en cuenta en la eventualidad de su belicosidad por imponerse, en lo público y en lo privado. La ejecutiva federal mexicana deberá tener el tacto para saber llegarle por sus puntos débiles ante la rigidez de la relación bilateral.
Pesan desde ahora los intereses oscuros con personajes afines como un Elon Musk, el hombre por mucho más acaudalado sobre la faz de la Tierra, dueño de la red social X, la línea de vehículos Tesla; SpaceX, empresa de viajes espaciales, entre otros nichos quien terció en la comunicación que sostuvieron Trump y Volodomir Zelensky, el presidente de Ucrania, a quien en común le comprometieron todo el apoyo armamentista, tecnológico y de conectividad satelital; la continuidad del patrocinio en la en la guerra contra Rusia.
Aunque Donald Trump tampoco tiene el menor recato para desconocer los acuerdos de palabra y los suscritos; frívolo y superficial en su anterior gestión dio el paso al costado para desmarcarse del Pacto de París, para combatir el cambio climático, así como con Naciones Unidas, en particular con la Organización Mundial de la Salud al retirar su participación financiera durante la pandemia por el Covid19. A Canadá casi lo deja afuera del TMEC.
Con el retorno del republicano a la oficina oval de la Casa Blanca el futuro del mundo encara ahora un horizonte sombrío, en penumbras, acomplejado, en medio de las incertidumbres que le volverían a tener encallado, supeditado al estado de ánimo de quien no posee tacto alguno del profesional en la gestión del poder en el andamiaje de lo político.
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