Cómo hallar una explicación convincente a un régimen legislativo en el Congreso de la Unión, Senadurías y Diputaciones Federales, quienes presumen ser representantes del colectivo social, aunque con sus dichos y acciones muestran lo contrario. Congresistas que en la actualidad nada distintos son respecto de sus predecesores, negligentes en ceñirse a la práctica parlamentaria, el reglamento interno, además de tener nula cercanía y diálogo con quienes habitan en su Distrito y entidad estatal federada.
Un Poder Legislativo con igual peso en la división del cogobierno con el Ejecutivo y Judicial; sin embargo, ninguna tolerancia ni de receptividad poseen entre mayorías y minorías, incluso coaligadas. Así ha sido el común denominador independientemente de los tiempos y circunstancias ahogando toda oportunidad por contribuir a la trascendencia en la calidad de vida de este país.
Sí hay una reconocida pluralidad de expresiones ideológicas desde la Reforma Política de 1977 que dio la admisión además a quienes estuvieron antes en la clandestinidad. Pero desde entonces no logran procesar en lo conceptual y la práctica a la Democracia, entre los Principios de la forma de gobierno preceptuada en el Artículo 40 Constitucional.
Visto desde la geopolítica, México en su singularidad es un país rehén del síndrome del cangrejo, habida cuenta que quienes están en la oposición le niegan a la bancada legislativa con gobernabilidad ejecutiva federal y/o local la emisión de las leyes y/o enmiendas constitucionales que den viabilidad para el propósito de escalar en el bien común del colectivo social.
La sinrazón entre Congresistas de la Unión llegó al grado superlativo que 18 legislaciones fueron emitidas en un lapso de horas, literalmente durante la madrugada del 29 de abril de este 2023, en la víspera de la clausura del período ordinario de sesiones, y en la explanada de la antigua sede del Senado, tomados ambos recintos por el bloque opositor.
La arrogancia de la actual mayoría negada a aceptar las observaciones incluso válidas de la minoría derivó en que una diversidad de leyes declaradas inconstitucionales por la Suprema Corte de Justicia de la Nación... Y aún vienen más.
Qué provecho se puede obtener de quien ocupa una posición dentro del Poder Legislativo sin conocer sus facultades; derechos y obligaciones, inscritas en la Constitución Política, sin los criterios para estructurar una iniciativa de ley con proyecto de decreto, que al cabo de su proceso termina por ser intrascendente como otras tantas.
Los asesores de Legisladores y/o coordinadores suelen ser cuotas y cuates, no necesariamente conocedores de los temas de la agenda consensuada por su coordinador, y por el partido político militante.
Bastaría con evocar a Pilar Córdova Hernández, una cuota y cuate del sindicato petrolero afín al priismo, quien entre 2 períodos ordinarios de sesiones de la LXI Legislatura, comprendida entre 2009 y 2012, presentó 38 iniciativas, todo un récord en la historia del Congreso, que lastimosamente se fue al cesto de la basura sin prosperar.
La culpa no fue de Córdova Hernández, un eterno líder petrolero en Villahermosa, Tabasco, sino del sindicato nacional presidido por Carlos Romero Deschamps y por el partido político que lo registró como candidato a un cargo de elección popular, y para este propósito dispuso de una grosera cantidad de dinero en plena campaña para ejecutar obras y comprar votos en el Distrito 6.
Por lo contrario, ante la carencia de formación política la suerte de debate en los hechos no hay cada sesión de Pleno en el Congreso de la Unión y los Locales, dedicados esencialmente a apretar el botón, en pro y en contra de las minutas de enmienda constitucional o bien una nueva ley.
Un ridículo el que evidencian que entre mayorías y minorías en vez de presentar argumentos que busquen hacer más robusto una Minuta de Decreto opten por utilizar en la votación particular las reservas para acusar, al contrario, al término del tiempo asignado giran hacia la presidencia de la Mesa Directiva para hacer saber que retiran su reserva.