* Cinismo social, olvida el deber y la responsabilidad hacia los otros
* No repetir errores de otros: de esto trata el cambio; AMLO y el futuro
* Libertad personal, sólo en comunidad: vacuna pública contra el cinismo
Víctor M. Sámano Labastida
CADA VEZ hay menos tiempo para reflexionar, pero vale el intento. Las siguientes ideas surgen de una observación clave: el cinismo social malentiende la libertad, porque olvida que la libertad individual conlleva una responsabilidad grupal. El filósofo Byung-Chul Han (2014), plantea: "Vivimos una fase histórica especial en la que la libertad misma da lugar a coacciones. La libertad del poder hacer genera incluso más coacciones que el disciplinario deber. El deber tiene un límite. El poder hacer, por el contrario, no tiene ninguno". La libertad con responsabilidad tiene límites; en cambio, el poder hacer sin rendición de cuentas y que no tiene límites se llama cinismo.
En alguna ocasión, como defensa del proyecto de gobierno 4T (20/11/2023), Andrés Manuel López Obrador exhortó a "no hacer las cosas que los otros hacían", porque "de eso trata el cambio: no hay que repetir errores". Traducido: no hay que repetir e institucionalizar los vicios que colocaron al país en el filo del abismo, sino es necesario rescatar las virtudes. Esto apunta a la democracia participativa que combate el cinismo social: incluir a los de abajo, definir políticas que logren el bienestar de la mayoría. Por ello, el futuro de México pasa por la revaloración ética del ciudadano.
CONTRA EL CINISMO POLÍTICO
CINISMO SOCIAL deviene cinismo político, y a la inversa. El cinismo desprecia la acción comunitaria. Se ha dicho que la democracia formal -elecciones libres con voto secreto- no alcanza para transformar un país. Es factor indispensable, pero no único. Politólogos apuntan que deben activarse resortes comunitarios para fortalecer la democracia formal. La reflexión individual y colectiva, junto con el funcionamiento democrático y republicano del país, son antídotos contra el cinismo político que se percibe reacción opositora ante el segundo sexenio de lo que fue la izquierda social.
Veamos rasgos del cinismo político, que daña la convivencia interpartidista y social.
El cinismo es diferente de la hipocresía, que tiende a ocultarse para tener ´éxito´ social. El cinismo se manifiesta como desvergüenza ante actos reprobables. Por esa razón, el diccionario iguala cinismo con descaro: lo impúdico, lo deshonesto a ojos vistos.
En 1983, el pensador alemán Peter Sloterdijk publicó "Crítica de la razón cínica", donde cuestionó el pensamiento moderno repleto de cinismo. En esa obra, Sloterdijk pasó revista al cinismo militar, político, sexual, médico, religioso y científico. El cinismo político moderno, analizó Sloterdijk, incluye "mentira, error e ideología", lo que emparenta a nuestro tiempo con otras épocas. Lo peligroso de la época moderna, para Sloterdijk, es el siguiente añadido: "el convencimiento de que no importan contradicciones, violencias soterradas y descalificaciones con insultos para lograr objetivos. Se ven como daños colaterales, rasguños inofensivos. El resultado, no importa cómo, es el comodín de la política moderna. Maquiavelo vive: el fin justifica los medios". Y que viva el cinismo.
La problemática moderna para hacer política, aparece con claridad en este apunte: "Ninguna capacidad de pensamiento logra mantener el paso con lo problemático; de ahí la auto-renuncia de la crítica. En la indolencia frente a todo problema hay un último presentimiento de lo que sería el estar a la altura del mismo." Lo que se desprende de las palabras de Sloterdijk es la impotencia moderna ante problemas complejos que no tienen solución fácil. Y esto no significa cruzarse de brazos: "Dado que todo se hizo problemático, también todo, de alguna manera, da lo mismo. Y este es el rastro que hay que seguir. Pues conduce allí donde se puede hablar de cinismo y de razón cínica". Cuando ´todo da lo mismo´, aparece el cinismo discursivo.
¿Existe una ética del cinismo? No, dice Sloterdijk, hay una falsa conciencia del cinismo. Y añade: "conciencia feliz, también, a partir de que no se percibe el daño social provocado con palabras y acciones egoístas". Otro rasgo del cinismo: egoísmo que olvida solidaridad y empatía.
SIN INGENUIDAD
LOS ANTÍDOTOS contra el cinismo implican responsabilidad ciudadana: mirar sin ingenuidad. La democracia participativa necesita pedagogía política con información veraz. La ´Mañanera del pueblo´, de la Presidenta Claudia Sheinbaum, debe ir en esa dirección. Se requiere una permanente educación cívica.
El cinismo aprovecha la ingenuidad ciudadana por ignorancia, inercia cultural y conformismo. Para no ser ingenuos, lo primero que se necesita es voluntad de informarse. También, la decisión de hacer lo correcto en la vida cotidiana.
El francés Edgar Morín (1993) explora el camino civil para –sin tregua- enfrentar el cinismo: "Resistir, resistir primero a nosotros mismos, nuestra indiferencia y nuestra falta de atención, nuestro cansancio y nuestro desaliento, nuestros malos impulsos y mezquinas obsesiones". Para ejercer la libertad personal, el horizonte grupal es indispensable. Carlos Marx lo sabía: "Solamente dentro de la comunidad con otros todo individuo tiene los medios necesarios para desarrollar sus dotes en todos los sentidos; solamente dentro de la comunidad es posible, por tanto, la libertad personal". El cinismo es tóxico porque, en aras del desapego individual, desprecia cualquier construcción social. También, lo hemos visto, justifica cualquier conducta cómplice.
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