*Así como se construyó la violencia, es posible construir la paz
* Por quién doblan las campanas: ¿ya no importa esa pregunta?
* ¿Cuerpos sin valor, vidas sin valor?, degradación por lucro
"CONSTRUCTORES de paz", fue el programa que en abril de 2022 inició en la Ciudad de México la entonces Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Con brigadistas del programa "Jóvenes Construyendo el Futuro" se visitaron casa por casa en colonias con mayor índice delictivo para identificar condiciones y necesidades de la población. El objetivo, se dijo, registrar y atender los factores de violencia. Una labor preventiva. Ahora en todo el país se realizan las "Jornadas de paz" ya con Sheinbaum como Presidenta.
Varios de los programas que ya aplicó la actual mandataria como gobernante capitalina serán replicados en los estados mediante una coordinación Federal, estatal y municipal. En el caso de Tabasco, estas brigadas arrancaron en el municipio de Centro, encabezadas por el gobernador Javier May, la subsecretaria federal Estela Damián, y la alcaldesa Yolanda Osuna.
Como le hemos mencionado, es la presencia de la autoridad –tanto formal como informal-, lo que permitirá recuperar el espacio público y evitar que otras zonas sean ocupadas por la delincuencia. No hay espacios vacíos, si no está la autoridad se asienta el abuso. Lamentable es, y perdida parece una sociedad, si el abuso viene de la autoridad que de esta manera pierde su legitimidad. Estar en territorio es una manera de reconstruir la convivencia y restablecer la coordinación de los tres órdenes de gobierno –y cuatro, si se incluye al orden comunitario.
No es tarea simple ni de un día aquello que hemos escuchado como "reconstruir el tejido social", pero que muchas veces se ha quedado en el discurso. Confiamos en que ahora, como una visión más comprometida, se atienda como un todo integral (valga la redundancia) la conducta, los hábitos, las costumbres, las acciones públicas. En fin, que se asuma la visión de cultura en los factores que propician, inciden en incentivan la violencia y el delito.
UN ACERCAMIENTO
VIOLENCIA, INSEGURIDAD y criminalidad tienen un fondo cultural de pérdida de valores humanos. Pero también se inserta en un modelo de producción-consumo que coloca en el centro el lucro, la ganancia rápida. Por ello, las reflexiones de esta Escala colocan entre paréntesis cualquier acción de gobierno con enfoque de corto plazo. Desde luego: la sociedad quiere resultados rápidos ante el flagelo de la violencia y la criminalidad. Los tiempos políticos no esperan. En cambio, desde la mirada periodística, indagar factores culturales que llevaron al escenario actual es vacuna social: comprender, para evitar que las cosas empeoren más.
La explicación cultural de un problema ubica causas profundas y poco visibles. Lamentablemente se descalifica el análisis y la reflexión como "pérdida de tiempo". Atender las causas de la violencia social es objetivo declarado de los gobiernos 4T encabezados por AMLO (2018-2024) y Claudia Sheinbaum (2024-2030). Quizás desde la perspectiva cultural se puede incidir -a mediano y largo plazo- en la propuesta de mejores soluciones a corto plazo. En un proceso combinado. Llevamos ya seis años con una propuesta alternativa, es momento de construir el piso siguiente...pero sin dejar de revisar los cimientos.
INDIVIDUO SIN GRUPO
LA VIDA SOCIAL siempre fue la vida con el otro, con los otros. Más allá de las diferencias: encontrar afinidades y valores comunes a defender en grupo. Es el sentido de comunidad, actuar por el bien común.
"No preguntes por quién doblan las campanas: doblan por tí", escribió Ernest Hemingway (1940) siguiendo al poeta John Donne (1624). Aquí tenemos la visión individual del ser humano atada a una visión colectiva. Lo individual se define en grupo. La muerte es degradación para el vivo, y no sólo lastra al difunto. El individuo no es una isla. Este enfoque solidario se ha perdido en la modernidad relativista. Los valores se disuelven en la sartén del placer individual, así que si otros sufren pues mala suerte: con desapego nos tocó vivir. Y morir. No debe ser.
Violencia, inseguridad y criminalidad, encuentran luz verde en la paulatina desaparición de la visión grupal para enfrentar la vida.
En Hojas de hierba (1855) el poeta Walt Whitman diagnosticó a la modernidad cruel, sin empatía: "¿No es sabido que quienes corrompen su cuerpo están ocultándose? ¿Y quienes profanan a los vivos son tan viles como quienes profanan a los muertos? ¿Y que el cuerpo no vale menos que el alma? ¿Y si el cuerpo no fuese alma, qué es el alma?" Muy importante la fusión que se propone: lo espiritual debe ser sensible y visible; mancillar el cuerpo es mancillar la chispa espiritual del ser humano. Este respeto a la ´corporalidad espiritual´, digamos, se desdibujó en la modernidad.
La falta de respeto a los cuerpos -en todos sentidos- es el comienzo de la violencia y el delito. Intuición: la modernidad fomenta la falta de respeto a nuestro propio cuerpo.
UNA VUELTA DE TUERCA
"¡Ay de los que dicen que lo bueno es malo y que lo malo es bueno, de los que presentan la oscuridad como si fuera luz y la luz como si fuera oscuridad, de los que hacen pasar lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!", expresa el libro bíblico de Isaías. Esta inversión de valores se consuma en la modernidad (siglos XX y XXI) que cambia parámetros en nombre de la productividad, el dinero y el placer. Precio antes que valores, hay que atender los segundos si se quiere salir del agujero. (vmsamano@hotmail.com)