* Clouthier y Krauze: campaña 2018 y deslindes, debate necesario
* AMLO y Ricardo Salinas: cercanía sin claudicación, ¿posible?
* Bellinghausen: nuevo gobierno y los intelectuales orgánicos
LO QUE PARECÍA un episodio más en la crónica de las campañas electorales, contada desde los vencedores o los vencidos, se transformó en una radiografía de los usos y costumbres de la política en México. Tatiana Clouthier lanzó, de forma digital y luego presentado en impreso, el libro “Juntos hicimos historia”, sobre la campaña presidencial 2018 que ella vivió como vocera de Andrés Manuel López Obrador. Le conté que de la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas en el 2000, la periodista y traductora Andrea Dabrowsky había hecho su propio relato en el libro “Perdimos la palabra”.
Hay, por supuesto, varias memorias de campaña, pero me parece que ninguna ha desatado tanta polémica –y lo que sigue, multiplicado al infinito por las nuevas herramientas tecnológicas- como la publicada por la hija de Manuel Clouhtier.
La hoy vicecoordinadora de Morena en la cámara de diputados, trabajó con la editorial Random House para tejer un chispeante relato de 30 capítulos con revelaciones de peso. El capítulo 18 levantó polvo: la triangulación de recursos empresariales para diseñar el proyecto periodístico Pejeleaks.org, que con fake news (noticias falsas) trató de descarrilar la candidatura de AMLO. Comenzaron con memes (conceptos gráficos por internet) y luego pasaron a contenidos más elaborados.
En esta polémica es necesario evitar el linchamiento y las conductas que impiden la reflexión y la comprensión. Partimos de las afirmaciones de Tatiana Clouhtier, “tengo las pruebas”, sostiene. Ahí aparece el historiador Enrique Krauze, quien –de acuerdo al texto- se reunió con el empresario Agustín Coppel para afinar el proyecto de contracampaña. Hay una cuenta bancaria en Panamá, paraíso fiscal, desde la que se triangularon recursos. Entre las fuentes de Clouthier, figura el editor Ricardo Sevilla que trabajó en el proyecto y señaló a Krauze como orquestador. Hay otro nombre clave: Fernando García Ramírez, colaborador de Krauze en Letras Libres hasta 2016, que aparece como diseñador de contenidos.
Krauze (marzo 14) lanzó un desmentido: “Tatiana, la hija de mi amigo y compañero Manuel Clouthier, publica un libro en el que me difama. Todas sus afirmaciones son mentira. Me reservo el derecho de actuar legalmente”. Tatiana concedió a PROCESO una entrevista (marzo 17) y se sostuvo: “Nos vemos en tribunales. Tengo pruebas de lo que afirmo”. AMLO (Marzo 18) abordó el tema: “Krauze es un buen historiador, tiene una postura política no afín a la nuestra, pero merece todo nuestro respeto. Nosotros no vamos a perseguir a nadie por sus ideas.” Krauze (marzo 18) manifestó respeto por AMLO y, entrevistado por Ciro Gómez Leyva, puntualizó: 1) “no maquiné nada”; 2) “Fernando García Ramírez no es bot mío, sino excolaborador”; 3) “lo de Tatiana es bravata, con fuero y en pleno uso del poder”. Krauze dijo no conocer a Ricardo Sevilla, aunque aceptó la participación de García Ramírez en el proyecto. Finalmente, expresó que valora la libertad de expresión, aunque sea víctima de una calumnia. Parece que no irá a tribunales.
Esta historia tendrá secuela.
CERCANÍA SIN ENJUAGUES
El sexenio de AMLO muestra movimientos mediáticos intensos. Hay que leer con cuidado, pues las señales parecerían contradictorias si todo se viese a través del cristal de control político y la construcción de una nueva red de intereses.
Un ejemplo: se conoce la cercanía de AMLO con Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca y miembro del consejo empresarial que asesora al Presidente. Para documentar la cercanía se citan las tarjetas Azteca que distribuyen recursos de programas sociales a jóvenes y adultos mayores. El argumento es que son las tarjetas bancarias de menor comisión. Por otro lado, si de cercanía se trata, en Baja California Sur el gobierno federal canceló el proyecto minero “Los Cardones” de Grupo Salinas, por riesgos ecológicos. Ricardo Salinas debe estar radiante. Este episodio plantea la dificultad de encuadrar cercanías políticas al estilo del viejo presidencialismo. AMLO y su equipo financiero avalaron el convenio de tarjetas Azteca, pero eso no significó carta blanca para Ricardo Salinas.
QUEMADURAS CULTURALES
En el portal DesInformémonos.com, “Waterloo de los intelectuales orgánicos”, texto de Herman Bellinghausen, traza la metamorfosis que experimenta la arena cultural. La reasignación de recursos, becas y convenios no gusta a grupos que partieron el queso por 30 años. Bellinghausen, sin dar nombres, toma como base las revistas Nexos/Vuelta/LetrasLibres: “han dominado las publicaciones, el aparato de estímulos y financiamientos públicos, las inversiones privadas, el Colegio Nacional, el Colegio de México (que fuera el think tank salinista), las universidades privadas, las academias de ciencias y artes. Se enamoraron de la televisión (o de sí mismos por televisión) y surgió el concepto ‘intelectual mediático’.” Un duopolio cultural se construyó alrededor del PRI y el PAN. Bellinghausen no cuestiona el trabajo periodístico ni las obras históricas producidas, sino la cercanía del intelectual con el Príncipe, cuestión que enfrentó a Octavio Paz y Héctor Aguilar Camín en el sexenio de Carlos Salinas (1988-1994). Y la crítica periodística sube de tono en el círculo rojo, contra AMLO. ¿Habrá otros “intelectuales orgánicos en relevo? Se afirma que no. (vmsamano@yahoo.com.mx)