*Beisbol, basquetbol, futbol y muchas otras prácticas para apoyar
*Geografía y costumbres en el país determinan modelos de deporte
*La ociosidad y la inactividad, factores de riesgo ante la violencia
DURANTE la inauguración del nuevo estadio del equipo de beisbol los Diablos Rojos del México, en la capital del país, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo referencia a las características -que dijo- se deben tener para practicar ese juego: “cabeza, corazón y carácter”. Tomó, de alguna manera, la fórmula que Nicolás Maquiavelo recomendaba para un gobernante; aunque sin citarlo. Lo mismo se puede aplicar a cualquier disciplina.
El ideólogo Jesús Reyes Heroles tradujo las virtudes de un gobernante requeridas por el florentino en las famosos “tres Ces”: cabeza, corazón y carácter, mismas que gusta en referir el también ideólogo y ex gobernador Enrique González Pedrero.
Decía Reyes Heroles: “Para ejercer con vocación y acertadamente la actividad política se requieren las tres ces: corazón, cabeza y carácter. Corazón para sentir los problemas colectivos como si fueran propios, para convertirlos en metas vitales; cabeza para, con frialdad y serenidad, eludir obstáculos y vencer resistencias, calcular riesgos, sobre todo riesgos de la colectividad en la que se influye; carácter para no intimidarse ante las incomprensiones, los ataques y maniobras, para no asustarse ante los problemas y, menos, ante las soluciones exigidas por los mismos problemas. Tengan el corazón ardiente, pero no tengan la cabeza caliente. Sin emplear la cabeza muchas cosas se pueden hacer pero no política”.
COLABORAR Y COMPETIR
EL DEPORTE, de alguna manera, es el espejo de la política: la competencia por la victoria sobre el adversario. Se enfrentan dos o más equipos, o individuos solitarios con otro contrincante. Hay reglas si se juega correctamente, existe un arbitraje imparcial y se tiene un objetivo concreto: la victoria.
Mientras la política tiene en la lid a diversos partidos políticos en un mismo juego, el deporte resulta diverso. Hay varias disciplinas. Si el paciente lector ha seguido estas líneas, y con el permiso de los especialistas o fanáticos de uno otro deporte, me permito expresar que ojalá que así como se pretende promover el beisbol se haga con otras disciplinas. Al programa Probeis le destinarán este año 350 millones de pesos, en donde se incluyen el deporte preferido por AMLO, el beisbol, así como la caminata y el boxeo.
Esperemos que de los 2 mil 631 millones del presupuesto para la Comisión Nacional de Cultura Física y el Deporte (Conade), haya recursos para promover entre los niños, adolescentes y jóvenes deportes de colaboración como el basquetbol, el futbol, voleibol, entre otros; así como los de destrezas individuales. Recordemos que –como ha dicho el citado González Pedrero- “México es muchos Méxicos”; reconocer y fomentar la diversidad es nuestra riqueza.
Entiendo la insistencia en poner énfasis en beisbol, y qué bueno que se impulse sobre todo no como negocio sino como disciplina con gran arraigo y afición en Tabasco, así como en otros 10 o 12 estados del país (entre los que se cuentan Yucatán, Ciudad de México, Campeche, Puebla, Durango, Veracruz, Coahuila y Monterrey); sin embargo, en otras entidades predominan el futbol y el basquetbol. Por sólo mencionar a los llamados deportes de afición masiva, sin ignorar la caminata y otras prácticas.
Quisiera sólo referir por experiencia y por las características propias de varios estados de la República, que -por ejemplo- en Oaxaca el deporte predominante es el basquetbol (aparte de la caminata y las carreras), y me parece que ocurre por una sencilla razón: los espacios para practicar las disciplinas son pequeños. En la montaña oaxaqueña, en la guerrerense, o en la chiapaneca, apenas se pueden encontrar patios o canchas que permitan el juego. La accidentada geografía limita ciertas prácticas; además por tradición las competencias se dan entre equipos de los pueblos como parte de las festividades locales.
CANCHAS DE USOS MÚLTIPLES
QUIENES han acudido a las pequeñas comunidades del sur del país pueden confirmar que las canchas de basquetbol sirven los días de plaza para la instalación de puestecillos, ahí se realizan algunas ceremonias cívicas, son el centro para las fiestas patronales; hasta sirven para jugar volibol…y futbol. Por demás está decir que en los pueblos oaxaqueños, los torneos de baloncesto son tradicionales en las escuelas o entre comunidades.
No es intención de este columnista internarse en las honduras del origen de los deportes que se practican en el país, me permito sólo citar el llamado juego de pelota mesoamericano practicado en las culturas azteca, maya, cultura mixteca, tolteca, totonaca y zapoteca. Por supuesto, también en la cultura olmeca, de la cual se pensó que procedía. Actualmente podemos encontrar muchas variantes del uso de las pelotas de hule entre los pasatiempos de los pobladores de las comunidades.
Impulsar los deportes en México resulta indispensable, sobre todo ante la necesidad de inclusión contra la violencia y la vulnerabilidad por los delitos. La Organización de Naciones Unidas (ONU), reconoce estas actividades como una pasión compartida por hombres y mujeres en todo el planeta, pero también como una fuerza para el bienestar físico y el empoderamiento social. Es palanca para promover el trabajo en equipo, la solidaridad, respeto, disciplina, responsabilidad, honestidad, autoestima y muchos más valores.
La Organización Mundial de la Salud alertó sobre los riesgos de padecimientos –e inclusive la muerte- por falta de actividad física. (vmsamano@hotmail.com)