*El compromiso de AMLO para poner fin al neoliberalismo
*Las paraestatales, la economía mixta, el Estado benefactor
*Recuperar el control del petróleo, base del proyecto presidencial
LA POLÍTICA neoliberal ha terminado, lo mismo que el pillaje y el entreguismo, afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador. Los diarios encabezaron la noticia: “Quedó formalmente abolido el neoliberalismo”, “Decreta AMLO el fin de la época neoliberal”. Aunque no es exactamente lo que ha sucedido y sí lo que puede ocurrir, desde su toma de protesta como Jefe del Ejecutivo federal, afirmó que “la política económica neoliberal ha sido un desastre”.
Es posible, y deseable, que del nuevo régimen surja un modelo con políticas públicas de justicia, así como para preservar y multiplicar las libertades orientadas a mejorar las condiciones de vida de las mayorías. Un salto en el que se debe conservar el equilibrio. Como usted sabe, si lo ubicamos en el tiempo de la historia de México, el llamado “modelo neoliberal” comenzó a aplicarse durante la presidencia de Miguel de la Madrid y se formalizó durante el mandato de Carlos Salinas de Gortari.
¿RETORNA LA ECONOMÍA MIXTA?
PRECISAMENTE entre los frutos amargos del llamado neoliberalismo estarían el brutal adelgazamiento del Estado y la desaparición de las empresas paraestatales, organismos que figuraron como la expresión máxima de la denominada “economía mixta”: bajo la regulación del Estado cohabitaron –al menos teóricamente- los sectores de inversión pública, privada y social.
Habrá oportunidad de revisar más ampliamente estos modelos, sólo permítame decir por ahora que el desmantelamiento del sistema económico surgido de la Revolución Mexicana tuvo su máxima expresión en la conversión de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en Empresas Productivas del Estado, una manera de encubrir el inicio formal de la privatización de las dos bases estratégicas de lo que debería ser la soberanía energética del país, junto con el control de los recursos hidráulicos.
¿Estamos ante la decisión de restituir el carácter paraestatal de esas dos empresas clave?
Otro resultado del esquema impulsado por el economista Milton Friedman, e impuesto por los gobiernos de Margaret Thatcher (Gran Bretaña) y Ronald Reagan (estados Unidos) fue la reducción masiva de los impuestos de los ricos, la destrucción del sindicalismo, la desregulación económica, privatización y tercerización y subcontratación de los servicios públicos; pero también el despido masivo de trabajadores (estatales y privados). En México, la supresión de los mecanismos “solidarios” en las pensiones y la seguridad social.
LA COMPLEJIDAD DEL FUTURO
DIJO EL PRESIDENTE López Obrador durante la clausura de los foros para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo: “Es el momento de expresar, aprovechando este foro, que para nosotros ya se terminó con esa pesadilla que fue la política neoliberal, declaramos formalmente desde Palacio Nacional el fin de la política neoliberal”. Se acabaron, sostuvo: la imposición de “políticas públicas que marginaban al pueblo y estaban destinadas sólo a las minorías”.
¿Cómo construir el nuevo modelo en un mundo más complejo e interrelacionado, con una población que es el doble de la que se tenía cuando en 1980 comenzó a aplicarse el esquema privatizador?
Algunas síntesis periodísticas refieren ciertos “lineamientos” básicos para la “nueva política postneoliberal”: economía para el bienestar (Estado de bienestar); el mercado no sustituye al Estado; igualdad entre hombres y mujeres; primero los pobres (contra la concentración de la riqueza y la expansión abusiva del capital); paz con justicia (fin a la impunidad); no más migración por hambre o por violencia (políticas de pleno empleo); democracia, ética, libertad y confianza (mayor participación ciudadana); no al gobierno rico con pueblo pobre (fin al derroche y la corrupción).
Estas y otras ideas deberán verse reflejadas en el Plan Nacional, como hoja de ruta del nuevo gobierno y que incluye a los estados. En el centro: la sombra de la violencia criminal, la inseguridad.
LA SEGUNDA ES LA VENCIDA
EN OCTUBRE del año pasado, durante una visita de agradecimiento por el voto popular, Andrés Manuel López Obrador aseguró en Villahermosa que “así como en 1938 se rescató el petróleo (con la expropiación), en 2018 vamos a rescatar la industria petrolera desde Tabasco”. Se habló entonces de una “segunda expropiación”. No exactamente en el sentido de Lázaro Cárdenas en 1930 con un decreto de nacionalización y estatización, sino en su simbolismo, me comenta un colaborador del tabasqueño y quien ha estado cerca de los planes petroleros presidenciales desde 2006.
Sin duda que el concepto de expropiación genera incertidumbre y por eso durante su tercera campaña por la Presidencia, en un mitin realizado en mayo de ese año, AMLO puntualizó que se recuperaría la industria petrolera sin expropiar ni confiscar bienes. Más recientemente ha insistido en que se respetarán los contratos ya firmados al amparo de la Reforma Energética de Enrique Peña Nieto, pero que no sólo el Estado cumplirá sus compromisos sino que exigirá a los inversionistas privados que cumplan su parte.
Me decía el ex líder sindical petrolero e ingeniero Ricardo Decle López que no se concibe la Cuarta Transformación sin una Segunda Expropiación. Este especialista subrayó la necesidad de poner énfasis en los productos elaborados y dejar de exportar petróleo crudo; usar este recurso sólo como carburante –señaló- es tener una visión limitada y muy riesgosa.
Todo indica que AMLO encamina su política a una reapropiación del control del Estado Mexicano sobre los hidrocarburos; ahí sí podríamos estar hablando de una re-expropiación o una recuperación de los instrumentos políticos y económicos del gobierno. De esta manera se puede entender, por ejemplo, la confirmación de una licitación para la construcción de la refinería en Dos Bocas, Paraíso, pero que será restringida y que el gobierno únicamente invitará a cuatro empresas, según detalló la secretaria Rocío Nahle.
En el marco del aniversario de la Expropiación Petrolera, López Obrador sostuvo que “aún con todo lo que hicieron para arruinar a Pemex”, aún puede seguir siendo palanca del desarrollo social.
Recordemos que AMLO “encargó” a Nahle el asunto de la refinación, en tanto que al director de Pemex, Octavio Romero, el aumento de la extracción. Así, en el festejo petrolero, este último se comprometió que para el 2024 se producirán 2 millones 480,000 barriles. Una meta ambiciosa. (vmsamano@hotmail.com)