*Política de dos pies: bienestar material y espiritual
*Mayor pobreza, cuando se desdeña el aprendizaje
* Taibo II: lectores, pueblo con pensamiento crítico
Víctor M. Sámano Labastida
MUCHO se insiste en el cambio de modelo en el país. Ahora se denomina Cuarta Transformación; para el gobierno anterior –ubicado en el neoliberalismo- eran las “reformas estructurales”. Clave en este proceso es la cultura, junto con la educación. Todo indica que la administración de López Obrador pondrá especial énfasis en el aspecto cultural: es una herramienta estratégica, sostiene la titular del ramo Alejandra Frausto.
En Tabasco, el gobernador Adán Augusto López Hernández envió la iniciativa –ya aprobada- para que el Instituto de Cultura se transforme en Secretaría de Cultura. En eso está. Al frente ya despacha la ex secretaria de Turismo, Yolanda Osuna Huerta. Hay otros dos gobiernos surgidos de Morena, en Veracruz y Chiapas; en la primera entidad también se estableció una nueva Secretaría de Cultura, en tanto que en el gobierno de Rutilio Escandón funciona un Consejo Estatal para la Cultura y las Artes.
En esta ocasión, aprovechando el espacio sabatino de menor ajetreo, quisiera referirme a una de las acciones centrales de la promoción cultural.
LETRAS Y LECTORES
EL DOMINGO 27 de enero, con fuerte simbolismo por el lugar seleccionado (Mocorito, Sonora), el gobierno de AMLO lanzó la estrategia nacional de lectura. Tres son los puntos centrales: 1) regalar libros; 2) diseñar una red gubernamental de 137 librerías a lo largo y ancho del país; 3) abaratar costos de los libros (este programa ya se aplica en las librerías del Fondo de Cultura Económica).
AMLO definió el porqué de la estrategia nacional de lectura: “Tenemos que mejorar las condiciones materiales de vida, pero también tenemos que fomentar un bienestar emocional y espiritual. Fortalecer valores. Porque de otra manera nuestra política estaría coja”. En ejecución, una política integral de bienestar.
El investigador italiano Massimo Borghesi diagnosticó que el drama educativo de nuestro tiempo se debe a una doble ausencia: “La falta de canon y de sujeto. Ya no sabemos qué enseñar y cada vez hay menos hombres capaces de enseñarlo. El resto de problemas en la educación derivan de estos dos”. (El sujeto ausente, 2005)
Me decía en otra ocasión un amable lector que el problema se sintetiza en una fórmula: basta con que haya quien quiera aprender y un sujeto que sepa enseñar.
Importa la claridad de este enfoque para ubicar el problema desde su raíz. Canon, en su origen, “significaba la elección de libros por parte de nuestras instituciones de enseñanza” (Harold Bloom). Esto falla en las sociedades modernas: atiborran el carrito de lecturas, enseñan lo valioso y lo superfluo por el mismo precio. No hay selección, sino acumulación insensata de textos. Esto produce deficiencias en la formación de lectores.
El segundo aspecto crucial: cada vez hay menos personas capaces de enseñar. Pregunte usted a cualquier estudiante de secundaria o prepa por Pedro Páramo, La región más transparente, Confabulario, Las batallas en el desierto, El laberinto de la soledad o Palinuro de México. Silencio. Causa: crisis del maestro en las diversas áreas formativas, por lecturas rápidas o incompletas.
Dura constatación cultural: hay escuelas, públicas y privadas, donde los maestro que encargan las lecturas, no saben qué es lo que encargan. Hay una crisis de la lectura de comprensión, la que permite disfrutar de una novela, valorar el procedimiento técnico de un libro científico o moldear la sensibilidad con una buena poesía. O leer el periódico e interpretar los hechos. Si no se comprende lo leído, nada se puede colocar después.
LECTURA Y LIBERTAD
“EL HOMBRE construye casas porque está vivo, pero escribe libros porque se sabe mortal. Vive en grupo porque es gregario, pero lee porque se sabe solo. Esta lectura es para él una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra pero que ninguna otra compañía podría sustituir”. Es el francés Daniel Pennac, en un libro extraordinario: Como una novela (Anagrama 1993).
En Mocorito tuvo presencia estelar Paco Ignacio Taibo II, gerente del FCE y quien dirige la estrategia nacional de lectura: “Federico García Lorca, poeta asesinado por el franquismo, dijo: ‘si yo tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan. Pediría medio pan y un libro’. De eso se trata. Este país tiene que hacer milagros. Vamos a hacer milagros”.
Taibo II, ducho en educación informal, lanzó: “Leer es divertido (…) Leer es subversivo, porque nos permite imaginar mundos que no tenemos en la mano”. Lejos ya de la polémica por aquella desafortunada expresión vulgar, asumido su papel de servidor público remató con la función social de la buena lectura: “Un pueblo que lee es constructor de pensamiento crítico: aprende a desconfiar de lo evidente”. Por supuesto que en la nueva estrategia social que se anuncia incluyente se debe evitar el adoctrinamiento.
Escribió en alguna ocasión Jorge Luis Borges: “De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; de todos los demás son extensiones de su cuerpo... Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”.
La educadora H.C. Brumana lo expresó con propiedad.: “Leer no es matar el tiempo, sino fecundarlo”.
Escuché en alguna ocasión que así como la agricultura era el cultivo del campo, la cultura era el cultivo de uno mismo.
(vmsamano@yahoo.com.mx)