*Confirman a Octavio Romero como titular de la petrolera
*AMLO: un sector en caída libre; menos inversión, menos crudo
*Pasamos de exportadores a importadores; corrupción contaminante
Víctor M. Sámano Labastida
NINGUNA sorpresa. La confirmación de los integrantes del gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador es parte de un estilo personal de hacer política. Algunos de los secretarios y subsecretarios, así como de sus principales colaboradores, han estado con él desde la Jefatura de Gobierno y en las tres campañas por la presidencia. Otros más fueron sumados como parte de los amarres políticos para asegurar el triunfo electoral. Ahora serán sometidos a la prueba de un gobierno que se anuncia distinto. La vara ha sido puesta muy alta para saltarla.
Anunció desde hace mucho su intención por “tabasqueñizar” al país, como lo plantearon en su momento Tomás Garrido y Carlos Madrazo, aunque AMLO tomó como referencia al michoacano y ex gobernador tabasqueño Francisco J. Múgica, en el sentido de la austeridad y el manejo eficaz de los recursos públicos. También por el hecho de que en los escasos meses de su estancia en Tabasco, el revolucionario michoacano hizo tanto o más que lo que se haría en un sexenio.
Otra tabasqueñización es vista desde la perspectiva de los individuos y las personalidades, con la designación de más de una veintena de paisanos (paisitas, decía José Pagés Llergo), en puestos claves. O la asignación de tareas, a los que sin duda se sumarán muchos otros. Sin embargo, como le decía en otra colaboración, más que “tabasqueñizar” a la República –lo cual se puede prestar a malos entendidos-, lo que cabría de esperar es la “mexicanización” del sur sureste, en el sentido de que esta zona del país se integre verdaderamente al desarrollo.
UN ENCARGO DIFÍCIL
A RESERVA de revisar las diversas designaciones –“encargos”, dice AMLO-, me parece que uno de las confirmaciones en los nombramientos destacable es el de Octavio Romero Oropeza al frente de la empresa e industria más importante del país, Petróleos Mexicanos. Es un nombramiento polémico, pero definitivamente estratégico. Sus críticos han dicho que el nuevo titular de Pemex no es ingeniero petrolero, lo cual resulta un argumento que no se sostiene si revisamos la nómina y el desempeño de quienes han estado al frente de la ex paraestatal. Lo que requiere la industria es una buena administración; lo que exige AMLO es lealtad y combate a la corrupción. La pero contaminación que ha dejado el mal manejo de la empresa es la corrupción en los más diversos sentidos.
La relación Pemex-gobierno-sociedad, está en el discurso de López Obrador desde principios de los años ochenta, aún antes de que asumiera formalmente el papel de opositor. En su discurso de toma de posesión el primero de diciembre hizo una exposición crítica de una empresa que los últimos decenios entró en un proceso de desmantelamiento.
Dijo AMLO: “Cuando se aprobó la reforma energética hace 4 años se afirmó que se iba a conseguir inversión extranjera a raudales, como nunca. El resultado es que apenas llegaron 760 millones de dólares de capital foráneo, lo que únicamente representa el 1.9 por ciento de la incipiente inversión pública realizada por Pemex en el mismo periodo, y apenas en 0.7 por ciento de la inversión prometida”.
Prosiguió: “En los considerandos de las leyes aprobadas en ese entonces se aseguraba que en ese año íbamos a estar produciendo 3 millones de barriles diarios, y la realidad es que estamos extrayendo solo 1 millón 763 mil, 1 millón 763 mil barriles diarios. Es decir, 41 por ciento menos de lo estimado y con tendencia a la baja”.
Advirtió: “Es tan grave el daño causado al sector energético nacional durante el neoliberalismo, que no solo somos el país petrolero que más gasolinas importa en el mundo, sino que ahora ya estamos comprando petróleo crudo para abastecer a las únicas seis refinerías que apenas sobreviven, téngase en cuenta que precisamente desde hace 40 años no se construye una nueva refinería en el país”.
Le decía que la industria petrolera resulta estratégica porque, aun cuando el petróleo dejó de ser el rubro que aportaba más del 40 por ciento de los recursos financieros al presupuesto federal, sigue siendo un elemento clave para la soberanía y la seguridad nacional. En 1938, cuando el general Lázaro Cárdenas se vio obligado a nacionalizar y estatizar el petróleo, la respuesta de los gobiernos extranjeros contra nuestro país tuvo un efecto virtuoso: se utilizaron los energéticos para fomentar el desarrollo y una industria verdaderamente nacional.
LO MERO PRINCIPAL
OCTAVIO Romero acompaña a López Obrador desde las campañas electorales por la gubernatura en Tabasco, ha sido nominado para la alcaldía de la capital tabasqueña por lo menos en tres ocasiones, fue dirigente estatal del PRD y de Morena, estuvo con el ahora mandatario en la Jefatura de Gobierno y en el llamado Gobierno Legítimo del 2006. Es uno de los personajes de mayor confianza en el gabinete. (Pemex tiene el peso de un ministerio de minas, o cartera similar.)
Dijo ORO en un mensaje que circuló ayer mismo, enviado a los trabajadores de Pemex: “Iniciaremos una profunda reforma ética y moral dentro de nuestra empresa, encaminada a un objetivo principal: erradicar la corrupción”.
También planteó que gestionará “disminuir la regulación excesiva que hoy impide a Pemex cumplir con sus superiores objetivos”. Al tiempo que se comprometió a detener “desde el primer día de gobierno, el desmantelamiento que se ha padecido en los últimos años: ni una sola desincorporación más, ni una sola monetización, ni una sola privatización más de nuestras instalaciones petroleras”.
El desafío está a la vista: evitar la pérdida de Pemex...y del petróleo. (vmsamano@hotmail.com)