*Protestas por falta de pagos pero también por ajustes salariales
*Un tema prioritario en la próxima administración; atender el cambio
*Adelantos que quitan el sueño: especulaciones para el gabinete
Víctor M. Sámano Labastida
COMO en las lluvias de la semana pasada en Tabasco, especialmente en Villahermosa, muchas aguas correrán todavía en torno al asunto del aeropuerto de la Ciudad de México. Y como esas aguas, algunas se estancarán haciendo daño y mostrando nuestras limitaciones para drenar la crítica, otras seguirán su curso abriendo nuevos cauces. También resultan útiles para tomar nuestras precauciones ante tormentas mayores. A menos que nos resistamos a aprender de la experiencia.
Estos días, revivió el fantasma de 2007 para recordarnos que Tabasco está en una situación de permanente riesgo, por lo que requiere mecanismos de gestión permanente. Por lo menos para la capital tabasqueña se confirma que no es sólo el problema de la basura y las toneladas de desechos que se acumulan, sino que tiene un sistema de drenaje y respuesta obsoletos.
LOS RECLAMOS CALLEJEROS
PERMÍTAME referirme hoy a otro tema que será un agudo dolor de cabeza en la próxima administración estatal. Se trata de un asunto vinculado a las cuestiones laborales, no el de la danza de posibles nombramientos en el gabinete, sino algo más amplio y de impacto social.
Está obligado el nuevo equipo de gobierno a revisar los motivos de cada una de las manifestaciones por muy inocentes, oportunistas, legales o ilegales, reales o inventadas que éstas sean. No pasar por alto ninguna pretensión de grupos sindicales alineados al panismo (SITEM), al priísmo (SITET- SNTE-SUTSET,) o de grupos controlados por personeros de las corrientes internas del PRD que buscan mantener espacios de poder en el interior de la Secretaría de Educación (SE) y Secretaría de Salud (SS) principalmente. O la emergente fuerza de intereses en Morena.
La demanda de nivelación salarial de los maestros y personal médico es una petición de los trabajadores que presentan a sus patrones cada que pueden desde hace muchos años; es vista como la pretensión de homologar salarios en plazas en las que desempeñan las mismas actividades pero con diferentes ingresos, sólo que unas contratadas por el Gobierno del Estado y otras por el Gobierno Federal.
En realidad es un dilema que inicia con el planteamiento concreto de los trabajadores que reciben un ingreso menor, pero que desempeñan la misma actividad en una determinada plaza estatal o federal.
Sin embargo, el problema no estriba en la asignación de salarios, ni de plazas de forma discrecional, sino en la falta de un sistema único de homologación de plazas y salarios de cada dependencia tanto federal como estatal. Es decir que en la SE y la SS, por la misma plaza se tenga la misma actividad y se reciba el mismo pago con sus respectivas prestaciones.
Ese es el punto que reclaman los trabajadores, pero que a estas alturas no se tienen las herramientas para construirla. Es un mecanismo que hay que comenzar a explorar su creación desde el Congreso Federal. Un ajuste pendiente como resultado de la pasada descentralización administrativa…y que ahora se enmarca en el anuncio de una desconcentración de dependencias, así como de ajuste de salarios y prestaciones para toda la burocracia.
DESCENTRALIZAR Y DESCONCENTRAR
HAY UN ALTO grado de complejidad para concretar acuerdos. Se requerirá un intenso cabildeo de sindicatos con gobiernos y la aplicación de un procedimiento transparente y efectivo (ingeniería administrativa), que asegure el orden de la burocracia en sus dos ámbitos: federal y estatal. Pero que también evite el sabotaje desde dentro por inconformidades no atendidas; al tiempo que se detecten intereses que resistan al cambio.
Un reto nada fácil, con la oportunidad de que se analice el perfil del personal que ocupa las plazas, las actividades que desarrolla y se evalúe la carga de trabajadores por cada área y servicio.
Naturalmente los profesores y el personal administrativo un día sí u otro también han bloqueado importantes vías de tráfico en la capital tabasqueña están en su derecho de manifestarse públicamente. Pero también están obligados a la prudencia y a analizar la viabilidad de sus demandas sobre la base de lo posible. De la misma forma, atender puntualmente los reclamos de terceros afectados.
En estos temas ya debe estar trabajando el equipo de transición. El bienestar o malestar de la burocracia o los servidores públicos que forman la estructura de gobierno determina el ritmo y la orientación del cambio.
AL MARGEN
BIEN decía Andrés Manuel López Obrador, según contó Adán Augusto López Hernández, que esa larga espera –para algunos- de no dar a conocer la integración del gabinete estatal que despachará los próximos seis años en Tabasco respondía a un hecho: Tabasco no es la Ciudad de México y muchos menos el gobierno federal. Las adelantadas designaciones no durarían ni un mes…ni siquiera una semana.
No es lo mismo someter a escrutinio público los nombres del próximo gabinete federal –como lo ha hecho AMLO con una anticipación que en algunos casos es hasta de seis o 12 años-, que hacerlo con los posibles funcionarios estatales. Puede asegurarse que entrarían en una dinámica de desgaste y presiones externas; eso sin contar con que ya ocurre al interior con el gobernador electo. En esta dinámica se usan desde listas mezcladas hasta las famosas selfies con el líder moral. Cuentan perfiles y objetivos; primero el cargo, luego la persona. Con calma y nos amanecemos, dice la conseja popular. (vmsamano@hotmail.com)