En 2020, durante la pandemia, compré un libro en Bogotá titulado Pensar y enseñar el periodismo: la mutación de contar historias de la realidad. La obra, una serie de artículos compilados por el colombiano Omar Rincón, contiene reflexiones de Martín Caparrós, Ángela Rivera, Jorge Carrión, Cristian Alarcón y Roberto Herrscher, periodistas imprescindibles para comprender la evolución del periodismo en nuestro continente.
Este libro, publicado por el Centro de Estudios en Periodismo y la Universidad de los Andes en Colombia, precisamente hace cinco años, rompe con los esquemas de otros materiales periodísticos que buscan imponerse como manuales y seguir una misma línea ortodoxa como si el oficio permaneciera estático. Pensar y enseñar el periodismo es un puño de palabras reflexivas cuyo fin es volver a pensar cómo darle dinamismo, pero sin perder la rigurosidad, al periodismo del siglo XXI.
El oficio periodístico requiere, ante todo, de movimiento y de propuestas temáticas, que, haciendo uso de toda tecnología, no solo logre su sobrevivencia sino la búsqueda de lectores y receptores digitales. Si bien la ciudadanía necesita de los periodistas porque son una especie de notarios públicos que dan fe y legalidad de los hechos —ha dicho el periodista mexicano Jorge Zepeda Patterson—, la mayoría de la población solo consume un mar de noticias falsas, que, a su vez, comparten todos los días desde sus teléfonos, haciendo interminable la gran cadena de desinformación.
Este debate debe llevarse al seno de las universidades en aras de actualizar los programas de estudios de las licenciaturas en Comunicación y de Periodismo, o modificar sus nombres, dándole un sentido digital que nos reclama el aquí y ahora, con el propósito de seguir formando cuadros y evitar, con ello, el desinterés por estas áreas ante el maremoto llamado "influencers", actividad que no requiere de preparación alguna, como ya se ha demostrado.
Platicaba recientemente con un académico y analista universitario sobre lo importante que resulta atraer a los jóvenes a estos campos, pero mostrándoles que el periodismo ya transita —desde hace muchos años— en el espacio digital, mismo que se renueva constantemente. Por ejemplo: en la Universidad de los Andes, con sede en Bogotá, la carrera de Comunicación cambió su nombre por el de Narrativas Digitales, y la respuesta de los jóvenes ha sido satisfactoria.
Esta obra compilada por Omar Rincón aborda los temas, "El año en que chocamos con nosotros mismos", "De la muerte del periodismo y el periodismo domesticado al periodismo hacker, bastardo y DJ", "Diez razones por las que vale estudiar periodismo", "Enseñar periodismo: el primer día de clase" y "Círculo dinámico de la información y periodismo narrativo", con una introducción suya que dice en el primer párrafo: "El periodismo es mutante y toma la forma de su época porque es el relato del presente". Coincido con él, el periodismo debe adaptarse al mundo que le rodea y seguir construyendo puentes entre los distintos sectores sociales con base en historias y nuevas narrativas.
En mayo de 2023, Omar Rincón ofreció un par de charlas sobre periodismo en la XXXV Asamblea Nacional Ordinaria de la Red de Radiodifusoras y Televisoras Educativas y Culturales de México, que se realizó en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, institución donde hizo alusión a Pensar y enseñar el periodismo y a otras publicaciones de su autoría. Los comentarios del colombiano no solo contribuyeron a que los asistentes —presenciales y virtuales— comprendieran la esencia y los alcances del periodismo digital, sino que dimensionaran que el oficio periodístico sigue siendo tan necesario en nuestros días, siempre y cuando se adapte a las nuevas tecnologías y a las exigencias del mercado.
@Librodemar