Las resoluciones de las autoridades electorales han dejado en evidencia a los equipos jurídicos de los partidos políticos. No han sabido hacer su trabajo y han expuesto al ridículo a sus dirigentes partidistas, en el peor de los casos.
El PRI tuvo serios problemas para cumplir con la ley en el registro de sus candidatos a alcaldes y diputados locales por falta de conocimiento de quienes deberían conocer muy bien la legislación electoral; estuvo a punto de quedar fuera del proceso en curso.
El PAN paga caro la falta de capacidad legal de quienes ocupan esa cartera en la delegación estatal.
Ocurre en todos, pero en estos institutos fue más evidente. Y lo será conforme se acerquen las votaciones. Hay elecciones que se pierden en la mesa.
Parecen principiantes a juzgar por las resoluciones tomadas por el IEPCT y los tribunales electorales, tanto estatal como federal, todas contrarias a los partidos que dicen defender en esas instancias.
El PAN se quedó sin diputados de representación proporcional por descuido de su equipo jurídico que no supo interpretar la ley en lo relativo a la paridad de género y a las acciones afirmativas.
Lo peor es que en dos ocasiones, el IEPCT les dio la oportunidad de corregir y hacer las cosas bien y ni así cumplió su equipo legal. Ahí fallaron todos. Justificaron esa medida, apegada a derecho, como una represalia política, la salida más fácil para no asumir responsabilidades.
La Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación avaló esa negativa de registro, que previamente había sido confirmada por el TET. Es una pena que el PAN no tenga diputados plurinominales por incumplimiento de la ley. Otros caso es el del Distrito Electoral con cabecera en Cárdenas, por incumplimiento del principio de paridad horizontal en la candidaturas a diputado y regidurías de mayoría relativa.
El tricolor, antes muy ducho en estas cuestiones, también se tambalea. Morena debe poner más atención a resoluciones que le pueden dar dolores de cabeza.