En el 2020 un diario local me publicó un ensayo donde planteo que la pandemia mundial ha puesto en evidencia al actual orden económico mundial. Que este orden económico ha quedado rebasado por el COVID-19; y que no está diseñado para atender a las necesidades médicas, de salud y alimentación de la población mundial; que sólo está organizado para multiplicar las ganancias económicas de una minoría aunque en ello les lleve la destrucción del planeta y de la especie humana. Una minoría que por cierto está integrada por los 26 multimillonarios más poderosos de la Tierra y que en 2018 poseía la riqueza equivalente a la de 3 mil 800 millones de terrícolas.
Los dueños y dirigentes de ese orden económico mundial no ven en el hombre a un ser humano; ven en él a un objeto, a una herramienta de trabajo para explotarla y obtener ganancias; o sólo ven a un consumidor, embrutecido y atrapado en una sociedad de consumo, cuya función sólo es comprar mercancías que no necesita.
Como resultado de ese orden económico mundial, producto de una larga historia de colonialismo ancestral los países ricos, industrializados hoy, desde sus orígenes hasta nuestros días siguen saqueando a los países pobres de África, Asia y América Latina. Y por esa relación mundial de explotación que hoy sobrevive, se da día a día el desarrollo del subdesarrollo, el desarrollo de más pobreza en esos países pobres.
Como resultado de esa inhumana y cruel historia, 700 mil terrícolas sobreviven hoy en la extrema miseria: con 1.9 dólares diarios, no tienen agua potable, ni energía eléctrica. Las viviendas, si se les puede llamar viviendas, junto con la ignorancia y el hambre crónica son caldo de cultivo para la insalubridad, las enfermedades y la muerte.
La desnutrición es algo cotidiano, las diarreas, neumonías y el paludismo hacen presa de esa población mundial: CADA CINCO SEGUNDOS MUERE UN MENOR de quince años en el mundo; de ese rango, 6.3 millones fallecieron en 2017, la mitad de ellos recién nacidos. Según la FAO, en el 2020 había en el mundo 768 millones de terrícolas que carecían de alimentos suficientes para comer.
Por el contrario, sólo en el 2020 se destinaron casi DOS BILLONES de dólares para el gasto militar. Repito, DOS BILLONES ANUALES EN GASTO MILITAR. En ese año Estados Unidos destinó 778 mil millones de dólares; China 252 mil millones de dólares; India, 73 mil millones; Rusia, 66 mil 335 millones; Arabia Saudita, 69 mil 413 millones. A pesar de la pandemia en ese año de 2020 el gasto militar mundial subió 2.6 por ciento. Ah!, pero ese orden económico mundial militarizado no tiene dinero para hospitales, personal médico y vacunas. Para el capital mundial es más rentable hacer la guerra y matar gentes que salvar vidas.
En el 2017, las cien compañías de armas del mundo más importantes tuvieron ventas por 375 mil millones de dólares, o sea más de mil millones de dólares diarios en venta de armas ese año. Y repito, pero no hay dinero para vacunas, hospitales, ni personal médico para atender la pandemia mundial y salvar vidas.