En una sociedad tan agitada por las olas de violencia, odio y separatismo que caracterizan nuestro tiempo, no resulta trivial replantearnos el papel que ocupa el amor en medio de este asedio. Tal vez hoy más que nunca sea urgente que, como diría el poeta Rimbaud, el amor sea reinventado.
Este sentimiento, que se dice capaz de impregnar el universo y movilizar sus engranajes en una sinfonía perfecta, ha cautivado a la humanidad. Platón, siglos antes de Cristo, ya reconocía la fuerza magnética de esta energía que nos impulsa a besar, acariciar, soñar, ser optimistas y vitales, y a caminar en compañía, fusionando dos destinos para forjar uno solo.
A lo largo de la historia, el amor ha sido fuente de inspiración para poetas, novelistas, pintores y dramaturgos. Ha dado lugar a grandes obras cinematográficas y ha sido retratado, cantado e incluso estudiado por científicos de diversas disciplinas, desde físicos hasta filósofos, biólogos, neurólogos y psicólogos. Los estudios coinciden en que nacemos con la capacidad innata de amar, y gran parte de nuestras vidas la dedicamos a encontrar a esa persona o esas personas con las que compartir el cóctel de ternura, pasión y amistad.
El amor es un tema central en muchos de los diálogos de Platón, pero sin duda, el más sobresaliente es "El Banquete". En esta obra, un grupo de personajes se reúne en torno a una cena para ofrecer discursos sobre el amor, cada uno desde su propia perspectiva.
Uno de los primeros en hablar es Phaidros, quien resalta la magnitud de este sentimiento, al afirmar que "el amor es un dios grande, digno de ser honrado tanto por los dioses como por los hombres, y lo es por muchas razones, pero sobre todo por su antigüedad. No existe ningún dios tan antiguo como él, y la prueba es que carece de padre y madre. Ningún poeta ni prosista ha logrado atribuírselos".
En su intervención, Pausanias, otro de los comensales, precisó que el amor, por sí mismo, no es ni bello ni feo. Su grandeza se revela cuando se dirige hacia quien practica la virtud, mientras que su miseria surge al entregarse a una persona viciosa. En el primer caso, el amor se torna más duradero; en el segundo, se vuelve precario. Existen quienes, cuando la flor de la belleza física se marchita, desaparecen sin acordarse de sus palabras ni promesas.
Sócrates, quien ocupa el papel principal en "El Banquete", expone una visión profunda del amor, influenciado por las enseñanzas de la sacerdotisa Diotima de Mantinea. La sabia mujer describe el amor no solo como una atracción física, sino como un proceso que va desde el amor por la belleza física hasta el amor por la belleza intelectual y, finalmente, hacia el amor por la "belleza absoluta" o la verdad eterna. Este proceso es visto como un ascenso hacia la perfección espiritual.
En esta obra tan recomendada, Platón nos ofrece una teoría del amor que trasciende la mera atracción física, conectándola con el conocimiento y la búsqueda de la sabiduría. El "amor platónico" aquí referido no se limita a una relación romántica, sino que implica un amor transformador que busca lo eterno y lo divino, que eleva al ser humano y lo aproxima a la verdad y la belleza más allá de lo tangible.
BREVIARIO MITOLÓGICO
Al intervenir en aquella histórica tertulia, Sócrates admite que sus conocimientos sobre la naturaleza del amor se los debe a su maestra, Diotima. Entonces, relata una historia que ella le contó:
Cuando nació Venus, los dioses celebraron un gran festín, y entre ellos se encontraba Poros, hijo de Metis. Después de la abundante comida, Penia, la diosa de la pobreza, apareció pidiendo unas migajas, pero sin atreverse a cruzar la puerta. En ese preciso momento, Poros, embriagado por el néctar (pues en ese tiempo aún no se bebía vino), salió de la sala y se adentró en el jardín de Júpiter, donde el sueño pronto cerró sus ojos. Penia, movida por su miseria, ideó engendrar un hijo con Poros. Se acostó a su lado y concibió al Amor.
Así es como el Amor se convirtió en aliado y servidor de Venus, al haber nacido el mismo día que ella. Por su esencia, el Amor ama la belleza, siendo Venus su figura ejemplar. Como descendiente de Poros y Penia, su legado es único: de su madre heredó la pobreza, por lo que siempre va descalzo, sin hogar, y su único lecho es la tierra; está siempre en situación precaria. Sin embargo, de su padre heredó algo notable: la constante búsqueda de lo bueno y lo bello. Es audaz, persistente, gran cazador, encantador, mago y sofista. No es ni mortal ni inmortal; en un mismo día puede estar lleno de vida y florecer, para luego extinguirse y renacer.
Desde entonces, sabemos que el amor es una especie de mezcla de carencia y plenitud; simboliza una fuerza que se mueve entre la necesidad y el deseo, creando una armonía entre los opuestos.