La era solar es hoy por hoy una realidad que está transformando al mundo y en México resulta crucial no quedarnos a la zaga en esa ruta que algunas naciones ya han emprendido para alcanzar la sostenibilidad y acelerar la transición energética.
A propósito de esta revolución energética, recientemente el doctor Rolando Fuentes, profesor investigador del EGADE Business School del Tec de Monterrey, nos advirtió –citando a la revista The Economist– que "lo más evidente es lo más difícil de ver". La industria fotovoltaica registra un crecimiento exponencial en la producción de energía limpia y sostenible.
Bajo esta perspectiva, el doctor Rolando Fuentes expuso ante el pleno de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, el artículo publicado en The Oxford Institute For Energy Studies: Prices versus Quantities: Re-thinking Electricity Subsidies in the context of Nearshoring in Mexico (Repensando los Subsidios Eléctricos en el Contexto del Nearshoring en México), en colaboración con Roberto Durán y Miguel A. Montoya.
Este diagnóstico explora un enfoque alternativo sobre una restructuración de los subsidios en el sector eléctrico, pasando a subvencionar cantidades de electricidad en lugar de precios, ya que esta opción ahora es viable debido a las innovaciones en el sector eléctrico, en particular las tecnologías fotovoltaicas y para más precisión la generación distribuida.
Esto permitiría a los gobiernos, a través de una reasignación completa del presupuesto de subsidios de precios para la adquisición de paneles solares, ayudar a satisfacer las necesidades básicas y enfrentar de alguna manera la demanda creciente por fenómenos de las cadenas de suministro como el Nearshoring.
La propuesta tienes varios objetivos. Entre ellos destaca la reducción de la demanda del sector doméstico, liberando energía adicional para uso industrial, permitiendo atraer inversiones adicionales que busquen reubicarse con prontitud en el territorio nacional.
En este sentido, una política de esta naturaleza ayudaría a las empresas a lograr los objetivos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) que exigen las cadenas de suministro globales. Mientras tanto, se ganaría tiempo para desarrollar capacidad del sistema eléctrico nacional, como en transmisión, distribución y margen de reserva, algo que requiere obras de infraestructura de envergadura y grandes inversiones, además de varios años en su construcción.
El citado estudio estima que una cifra similar a los 81.6 mil millones de subsidios anuales que fueron destinados al consumo de electricidad durante los últimos cinco años, esto es, aproximadamente el 0.34 del PIB en 2022; podrían ser reasignados para tener la posibilidad de adquirir sobre 4.4 y 6.8 millones de paneles solares, lo que contribuiría a una adición anual de generación de entre 2.207 MW y 3.404 MW.
Tomando en cuenta que se tiene un déficit de capacidad actual de 21,607 MW en generación y la Secretaría de Energía prevé la necesidad de un aumento de capacidad de 40.135 MW entre 2023 y 2033; entonces se requieren 61.742 MW durante la próxima década para satisfacer la demanda.
En el documento se plantea además que, durante una década, a través de esta reasignación, se podría satisfacer entre 36 y 55 por ciento de las necesidades totales, haciendo frente con ello tanto a la brecha actual como a la demanda futura. ( Diputado Federal/ Presidente de la Comisión de Energía)