Resolver el problema de los tres cuerpos que se mueven bajo la acción de fuerzas gravitatorias mutuas a ocupado la mente de los más grandes matemáticos de nuestra historia, Newton, Leonhard Euler, Joseph-Louis Lagrange y Henri Poincaré. El problema de los n-cuerpos se planteó por primera vez en un concurso patrocinado por el rey Oscar II de Suecia para celebrar el sexagésimo aniversario de su nacimiento, que tuvo lugar en 1889 y es un problema que casi un siglo y medio después no ha logrado resolverse, pero no es este problema de los tres cuerpos que pretendo desarrollar en este espacio y tampoco de la serie de Netflix que lleva el mismo título, sino de lo que ocurre cuando el sol la luna y la tierra se alinean y coinciden en el mismo plano, generando los eclipses uno de los eventos astronómicos más atractivos para el público en general, pues este tema se encuentra entre la superstición, la ciencia, el arte y el espectáculo, aquí cada quien, como menciona Albert Einstein, observa y percibe el fenómeno de acuerdo al tamaño de su saber.
Para las culturas antiguas, los eclipses tenían una explicación de acuerdo a su mitología o bien desde la perspectiva de su cosmogonía, por ejemplo, para los pueblos prehispánicos suponían que el sol o la luna eran devorados, en el caso del sol si este desaparecía por completo ya nunca alumbraría más y era necesario impedir tal ocurrencia por eso recurrían a los sacrificios humanos, para detener la ira de los dioses que atentaban contra el sol o la luna.
Los eclipses solares se originan cuando desde la tierra observamos que la luna oculta al sol. Entonces la sombra de la luna, llamada umbra, cubre una pequeña superficie de nuestro planeta y en esos lugares se puede percibir un eclipse solar total, en cambio si la luna cubre solamente una parte del sol, hablamos de un eclipse parcial, en ese caso lo que cubre la superficie terrestre es la penumbra de nuestro satélite natural. Como la tierra rota y la luna se mueve alrededor de ella, la sombra de la luna viaja sobre la superficie terrestre a lo largo de un camino de unas cuantas decenas de kilómetros de ancho.
En la historia de la ciencia los eclipses de sol y de luna han representado mucho para el desarrollo científico, los griegos redescubrieron el período de Saros que les permitió predecir eclipses, Aristarco de Samos (310 a. C.-230 a. C.) determinó por primera vez la distancia de la tierra a la luna mediante un eclipse total de Luna. Hiparco (194 a. C.-120 a. C.) descubrió la precesión de los equinoccios basándose en eclipses lunares totales cerca de los equinoccios y mejoró la determinación de la distancia tierra – luna de Aristarco. Kepler propuso usar los eclipses de luna como una señal absoluta para medir la longitud geográfica de un lugar sobre la tierra y en el eclipse total de sol del 29 de mayo de 1919, Arthur Eddington, astrónomo británico y su equipo, midieron la desviación de la luz y demostraron la predicción de la relatividad general de Albert Einstein de que las masas deforman el espacio, al día siguiente de la publicación del informe de Eddington, Einstein era una celebridad mundial y un ídolo en la física.
Un eclipse solar es un fenómeno natural interesante; sin embargo, puede poner en riesgo la vista del observador, si no toma los cuidados necesarios, ver por tiempo prolongado directamente el sol puede provocar quemaduras en la retina y ceguera permanente.
Hay formas de apreciarlo sin comprometer la vista del observador con un filtro solar o gafas especiales, garantizados por el fabricante, también el cristal oscuro de soldador número 14, que puede adquirirse en ferreterías, puede proteger adecuadamente la vista durante unos 20 segundos.
Observación indirecta: Proyección a través de un agujero pequeño: se perfora un agujero de 3 cm de diámetro en una hoja de cartón, se hace pasar la luz solar a través del agujero y se proyecta sobre una hoja de papel o una superficie lisa. (* Presidente del Club de Ciencias Arturo Rosenblueth, A. C. )