El bullying laboral es conocido como mobbing; es un bullying entre adultos y no sólo se ejerce entre pares sino también de jefes o autoridades hacia los trabajadores, sean estos profesionales o no. El descrédito y la humillación puede ser sutil o directa y tiene incidencias en la psicología y la autoestima de los agredidos al punto que puede afectar sus relaciones familiares y sociales, llevando a cuestas, además, descensos en los índices de desempeño productivo.
Los adultos, a diferencia de los niños y jóvenes, pueden tener herramientas e incentivos para resistirlo de una mejor manera; el poder conservar el trabajo, y con ello el ingreso para la subsistencia, suele ser uno de esos motivadors Sin embargo, por esa misma razón la situación puede llegar a ser insosteniblemente desesperanzadora porque el agredido se ve en un callejón sin salida: resistir, aguantar, porque no le queda más remedio.
En los adultos, como en los niños y jóvenes, el bullying casi siempre esconde una necesidad no satisfecha, una carencia del orden de la seguridad, básicamente afectiva, pero también cognitiva. Hay que tener en cuenta que toda agresión implica una percepción de amenaza a la sobrevivencia directa o bien a los recursos necesarios para sobrevivir, y aunque esta percepción puede ser tanto imaginaria como real, lo cierto es que se trata de una práctica violenta sistemática contra un sujeto o grupo de sujetos específicos, donde ninguno de los dos sale ganando.
En un ambiente tan violento como el que hoy nos circunda en varios ámbitos de la vida cotidiana: interpersonal, de pareja, familiar, laboral, escolar, social, institucional, el bullying suele ser su reflejo. A veces será posible desenmascararlo y eliminarlo, lamentablemente en la mayoría de las ocasiones esto sólo es un buen deseo. La gente sufre violencia por doquier y no sabe o no puede enfrentarlas, siendo la única salida resistirlas, resignarse a ser agredido, a ser la víctima, o a seguir siendo el victimario de muchos a través de sustituir una carencia por medio del uso del poder.
Muy frecuentemente, la víctima va a desarrollar síntomas emocionales y conductuales desfavorables, baja en su rendimiento laboral e incluso abandono del trabajo, con la clara consecuencia de carencias económicas para el sujeto o su familia. Incluso, puede presentar como tal, algun trastorno depresivo o de ansiedad como resultado de la violencia que padece.
Es imprescindible entender que la única forma de exterminar el bullying, ya sea en la escuela o en el trabajo, es haciendolo notar, alzando la voz para señalarlo y no ser partícipes silentes del maltrato hacia otro ser humano. Existen diversas instancias legales a donde acudir para ser ayudado, lo importante es evidenciarlo y combatirlo. (Psiquiatra/paidopsiquiatra)