En Diciembre del 2000, la ONU proclamó el 18 de Diciembre como el Día Internacional del Migrante. El factor principal para la migración es obtener un trabajo bien remunerado en un país rico y se intensifica a medida que aumentan las diferencias de ingresos entre los países. La migración se define como el desplazamiento de una persona para cambiar su residencia, ya sea a otro país, o dentro del propio. Existen distintos motivos para migrar: políticos, económicos, sociales, educativos, culturales, bélicos, etc. Desde tiempos remotos, las personas tuvieron que partir de su lugar de origen en busca de alimentos, vivienda y vestimenta. Los conflictos políticos y sociales como las masacres, guerras, persecuciones y desastres naturales, también han detonado la migración, la historia así lo deja ver. Y con los avances tecnológicos y la globalización, este proceso demográfico tiene mayor auge; los sistemas de comunicación y transporte representan una nueva era que facilitan consolidar el fenómeno, tratándose de migraciones incitadas por problemas sociales, económicos y políticos, debido a la desigualdad creciente entre los países ricos y pobres; especial y recurrentemente, por las malas gestiones de los gobiernos de origen.
La migración no regulada es un fenómeno que puede generar problemas: escases de servicios, hacinamiento, contaminación, riesgos de salud pública y hasta incrementos de delitos o crímenes. Hoy día, el número de personas que vive en un país distinto del suyo es mayor que nunca. La ONU estima que los migrantes internacionales rebasan los 300 millones; 1 de cada 25 personas ha abandonado su hogar buscando mejores oportunidades, incrementándose cada 10 años a un ritmo mayor a 30%. México es el 2º país de origen de migrantes, después de India; pero igual se está convirtiendo en destino de migrantes; entre 2000 y 2020, la población migrante rebasó el doble, casi 1.2 millones de extranjeros viviendo ya en México. Según el INEGI, las mayores poblaciones de migrantes internacionales están en Baja California, CDMX y Chihuahua. Ahora, respecto a trabajadores temporales mexicanos en Norteamérica, la cantidad de visas agrícolas ha aumentado en los últimos años a una tasa del 15%, en 2022 sumaron 300 mil. Para actividad no-agrícola se elevó un 36%, cerca de 125 mil. Y para trabajo especializado rebasó el 50%, más de 30 mil. Pero las cifras globales de la migración mexicana se hayan representados, casi en su totalidad, por los indocumentados mexicanos en Estados Unidos. Para 2020 se estimaban más de 11 millones de ilegales en ese país, casi la mitad nacida en México. Desde los años 60s, los mexicanos que han emigrado, suman casi 12 millones. Los nacidos en el extranjero, primera generación, 14 millones; y de segunda y sucesivas generaciones, 12 millones.
Ahora bien, todo ello tiene una importante repercusión económica por el flujo de remesas hacia nuestro país con destino a las familias de los migrantes, pero delata la incapacidad, negligencia y desidia, recurrente por sexenios, de nuestros gobernantes y sus políticas pública para ofrecer oportunidades de desarrollo y movilidad social que permitan a nuestra propia fuerza laboral crecer, desarrollarse y alcanzar mejores nivel de vida en el mismo país. El año 2022 vio los niveles más altos de remesas jamás registradas en México, rebasando los 100 billones de pesos, una contribución mayor al 4% del PIB nacional, equivalente a todo lo que produce el sector primario; esto es, todo el aprovechamiento de los recursos agrícolas, pecuarios, pesqueros y forestales que se realiza en territorio nacional. Una vergüenza transexenal y transgeneracional, de la que hasta presumen políticos y gobernantes con poca imaginación y talento para revertir esta asimetría económica. En ausencia de políticas y estrategias reales de desarrollo, productividad y bienestar, estas remesas a menudo forman un mecanismo fundamental, y a veces único, de apoyo y seguridad para muchas familias y comunidades de origen.
(drulin@datametrika.com/Investigador Titular, UJAT/Director General, Datametrika Co.)