DÍAS DE GLORIA EN AÑOS PASADOS de El Jaguar Despertado, galería. Despierto, vigía y vigilante, ahora insípido y gris: sin garra y somnoliento. Fue vigilante con garra. No dormido como ahora, inerte. Gran diferencia. Recordad aquellos años. Todos lo recuerdan.
RECORDEMOS LAS PRESENTACIONES DE LIBROS, tanto de escritores locales como nacionales. Las lecturas mensuales de talleristas. Las exposiciones igual, con artistas de renombre, individuales y colectivas. Solo que eso va quedando poco a poco en el olvido, como parte general de inanición cultural. Agravada y por intubar. ¿En espera de los Santos óleos?
¿QUÉ HA PASADO AQUÍ? se preguntan unos y otros. El burocratismo es la respuesta. La dejadez es otra respuesta. La ignorancia. El valemadrismo. La inmediatez. El dejar pasar sin hacer. El cobrar sin saber.
POR MI PARTE HAGO CONSTAR que se efectuaba un taller literario. Cobijaron esas instalaciones los sueños de mejora personal mediante la práctica de la escritura, los comentarios y sugerencias sobre los textos. Fueron decenas de muchachos y muchachas, quienes daban vida los sábados por la tarde a ese recinto hoy, si no en el abandono, sí con las inercias de no hacer, de dificultar burocráticamente el uso de ese bello espacio. Que es de todos.
HABÍA TARDES DE TROVA, para solaz de los asistentes y participantes. Cantantes profesionales y aficionados compartían su alegría y dedicación, entonando canciones, a veces acompañados con música en vivo y a veces con pistas. Y las mesas llenas (y aunque no fuera así), con esa vibración interna, de sentirse bien, de saber que la vida no es solo trabajo y prisas.
UNA PUERTA ANTIGUA Y BELLA de madera para el acceso único, en la calle Sáenz, de la zona remodelada. De entrada a la izquierda, espacio para galería. Vimos por allí la obra de los más importantes pintores tabasqueños. Y asimismo de quienes iban iniciando, pero ya con paso firme dentro del trayecto artístico personal. A la derecha la librería, con su inventario de libros de autores tabasqueños y otras entidades. Luego los baños y las escaleras para el acceso al primer piso y al segundo. Al fondo el espacio para el bullicio de distintas manifestaciones artísticas. Para el público diez bellas mesas Y cafetería.
ALGUNAS PLANTAS, UNA PALMERA. En las paredes un gran cuadro de Martha Chapa. Y un jaguar, como símbolo del nombre. Y despertado, por cierto. El piso ajedrezado, con blancos y negros, por donde caminan los asistentes, como piezas de ese juego milenario. En el foro un piano negro, de media cola, afinado, las más de las veces. Y el equipo de sonido, siempre bien manejado por los trabajadores. Es el jaguar Despertado, señores, recinto cultural, en pleno centro de la ciudad, en el área de calles peatonales. En la primera planta las oficinas siempre cálidas en otro tiempo. Desde allí se veía el panorama de lo que sucedía en la planta baja. Y en la parte alta el magno espacio que albergó en sus paredes lo mejor de las artes plásticas locales y nacionales.
y había charlas sobre filosofía y artes. Y era centro de reunión para la charla vivaz y creativa. Palabras que dieron vida a planes y proyectos. Espacio para soñar despierto, para reír. Para saber que hay un mundo distinto al trabajo cotidiano y adormecedor, algo más que las vicisitudes por los afanes diarios para conseguir los pesos que permitan comer y vestir. Había talleres para infantes y jóvenes. Se respiraba un ambiente de humanidad, siempre activo, siempre con nueva programación. Con calendario programable para quien quisiera aportar de su quehacer artístico y compartirlo. Pero...
LLEGÓ LA BUROCRACIA en el nivel de direcciones que manejan la cultura. Y allí torció el rabo el animal. Y se dispuso que solo "bajo solicitudes para estudiarlas en la posibilidad si se hacen o no, que esperen respuesta, y que se queden esperando, o será en definitiva que no, porque no hay criterios definidos, entre la diferencia del arte y la artesanía, y los artistas son unos buenos para nada, aviadores, quizá, pues que se vayan a su campo de aviación, además las artes son de las élites. Es mejor que esté vacío el espacio de El jaguar despatarrado, que nos acusen de apoyar a la élite del arte por el arte..." y así, imaginaos las mentes de los bárbaros que distorsionan el entorno.
TAMBIÉN HABÍA CONFERENCIAS sobre ciencias. Sobre salud y medio ambiente. El jaguar despierto fue sabio, receptivo a todas las inquietudes de crecimiento personal y colectivo. Lectura de obra, sede de los encuentros estatales y nacionales, de música y literatura, obras de teatro, teatro en atril, mimos, conciertos, charlas sobre cine, etc. "Son espacios públicos, es decir nuestros. Ocúpenlos". Así nos lo decía Andrés González Pagés en aquellos años de los 90s, cuando fue desterrado. Y en protesta nuestra estaba la idea de no asistir a los eventos. El escritor y promotor cultural Pagés nos sugirió lo contrario. Por eso hay que insistir para que su uso vuelva a ser lo que antes fue. Vienen mejores tiempos, sin duda alguna, para que despierte el Jaguar dormido y podamos decir: "El jaguar ha despertado".