En la muy conocida entrevista que nuestro paisano Regino Hernández Llergo hiciera a Francisco Villa en la hacienda de Canutillo, el Centauro del Norte con mucho orgullo le presentó a sus tres pequeños hijos. Escribe don Regino las palabras de Villa:
- "Éste, Agustín, es el que quiero que sea doctor. El otro, Octavio, militar, y el más chico Panchito, de siete meses, será abogado... Tengo cifradas mis esperanzas en mis hijos. Así que vayan terminando sus estudios preparatorios, quiero mandarlos a los mejores colegios de Francia, España o Alemania".
- "O a los Estados Unidos"- interrumpió Emilia, auxiliar de Hernández Llergo. Y Villa le respondió:
- "No señorita -protestó Villa-, a Estados Unidos, nunca. A mis hijos lo primero que les enseño es a odiar al enemigo de mi raza". Y más adelante en la entrevista Regino Hernández Llergo nos dice:
"Y ya en la mesa, el general siempre complaciente con nosotros, buscó tema para iniciar la platicada. Y nos habló del tío Sam en la siguiente forma:
- "Hay un gran peligro para los mexicanos, que lo tengo muy presente, que no se me olvida nunca, y que temo porque son muy poderosos: los gringos. El día que llegue, que llegará, va a ser una lucha muy dura, señor, una guerra que no se acabará nunca... A ustedes que son jóvenes, y como buenos mexicanos que han de ser, les pido que no olviden ese gran peligro... para que cuando llegue el día los gringos no nos cojan dormidos. Es doloroso pensar, señores, que sobre el poder de los gringos está la desunión entre nosotros... Seríamos derrotados, concluye Villa, pues apenas comenzada la guerra, habría muchos traidores que se venderían por un cuartillo de frijol". Estas declaraciones le costaron la vida al General Francisco Villa.
Al partir al exilio a Europa don Porfirio Díaz declaró: "El peligro está en el yanqui que nos acecha". Y precisamente el enfrentarse a los gringos, el afectar a los poderosos intereses petroleros de la Standard Oil del magnate John D. Rockefeller le costó la cabeza a don Porfirio. Al reducirle las concesiones petroleras a ese poderoso monopolio para favorecer a la poderosa compañía inglesa de Weatman Pearson, la Pearson Oil, que a partir de 1909 fuera aquí en México la Compañía El Águila, Porfirio Díaz se sentaba de facto en el banquillo donde tantos presidentes de América Latina han sido derrocados. Y si algo faltara a esa cadena de provocaciones de don Porfirio contra el tío Sam, el dictador les negó a los gringos la concesión para construir el tren transístmico, de Coatzacoalcos al Istmo de Tehuantepec, otorgándole la obra del ferrocarril al inglés Weatman Pearson.
Por otro lado, debido a que la amplia red de ferrocarriles era un instrumento muy importante de dominio de la economía mexicana y, debido a que las empresas estadounidenses poseían el 80 por ciento de la red, a partir de 1903 la mayor parte de los ferrocarriles fue "nacionalizada". Sin embargo, la "nacionalización" tuvo un carácter sui géneris: como la mayoría de esas empresas estaban endeudadas, el gobierno de Díaz compró el 51 por ciento de las acciones, asumió las deudas de las empresas y les aseguró un dividendo fijo del 5 por ciento. Pero con ello el control estadounidense de la economía mexicana por medio de los ferrocarriles vino a menos pues el sistema ferroviario pasaba a ser propiedad del Estado mexicano. Y si algo hiciera falta a esa cadena de provocaciones, Porfirio Díaz se negó a firmar la prórroga que le permitía a los Estados Unidos tener una base naval en Baja California. A decir de mi amigo Enrique Canudas, la revolución mexicana fue la primera guerra en la historia por el petróleo.
Y esta historia petrolera vivida por Díaz en 1910 no se acaba, persiste hoy en el mundo. Todo país que tiene grandes reservas de hidrocarburos en el mundo y no se subordina a los intereses yanquis, ha sido bloqueado por los gringos o ha recibido el bombardeo de sus demócratas aviones de guerra en pro de la democracia. Venezuela es el país donde se encuentran las mayores reservas de hidrocarburos en el mundo: 303 mil 800 millones de barriles de hidrocarburos. Y Hugo Chávez nacionalizó el petróleo venezolano el primero de mayo de 2007, debido a ello los Estados Unidos tienen bloqueada a Venezuela y les confiscaron y embargaron sus cuentas en la banca mundial. Desde entonces los gringos han entorpecido o bloqueado toda posibilidad de relación comercial o de inversión de Venezuela con otros países.
56 intervenciones militares han realizado los Estados Unidos en América Latina; desde la segunda mitad del siglo XX han perpetrado 34 golpes de estado en 12 países de América Latina para imponer férreas dictaduras militares. Y hoy cínicamente se ponen la camisa de la democracia en Venezuela para quitar al gobierno de Maduro que, al igual que Hugo Chávez, no les permite la explotación y el usufructo del nacionalizado petróleo venezolano.