La Agencia Internacional de la Energía (IEA) emitió recientemente un reporte especial sobre las Cadenas de Suministro Globales de Energía Solar Fotovoltaica, el cual indica el camino que debe seguir el mundo rumbo a la transición hacia las energías limpias y cero emisiones.
México no es ajeno a ese despliegue mundial y en los hechos, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dado muestras contundentes de su compromiso de no abandonar la transición energética y apostar a las energías alternativas.
Una acción irrefutable es el proyecto de Puerto Peñasco, Sonora, llamado a ser la planta fotovoltaica más grande de Latinoamérica, con una capacidad de generación de mil megawatts (MW); además de la inversión privada extranjera destinada a generar mil 854 MW de energía solar y eólica.
Estos pasos rumbo a la transición energética cobran relevancia, en el contexto del informe especial de la IEA.
La agencia internacional pone énfasis en la importancia de la cadena de valor del suministro de energía solar fotovoltaica, desde las materias primas hasta el producto terminado, y dimensiona el papel de China, que se ha puesto a la cabeza en la capacidad mundial de fabricación de energía solar fotovoltaica, dejando atrás a Europa, Japón y Estados Unidos.
El país asiático ha invertido más de 50 mil millones de dólares en nueva capacidad de suministro fotovoltaico, es decir, diez veces más que Europa, y ha creado más de 300 mil puestos de trabajo desde 2011. Actualmente su participación en todas las etapas de fabricación de paneles solares supera el 80%; y alberga a los 10 principales proveedores mundiales.
La política pública de China que considera a la energía solar fotovoltaica como sector estratégico, así como la creciente demanda y la innovación continua, han permitido una reducción del 80% en sus costos, convirtiéndola en la tecnología de generación de electricidad más asequible en varias partes del mundo.
La IEA también menciona que la fabricación de energía solar fotovoltaica consume el 60% de electricidad generada con combustibles fósiles, sobre todo porque su producción se concentra en las provincias chinas de Xinjiang y Jiangsu, donde el carbón representa más del 75% del suministro eléctrico anual.
También precisa que de 4 a 8 meses de funcionamiento los paneles solares compensan sus emisiones de fabricación, máxime si se toma en cuenta que la vida útil promedio es de 25 a 30 años.
Entre los desafíos y oportunidades, destaca la alta dependencia de China para el suministro de bloques de construcción hasta 2025; el aumento de la demanda de minerales críticos; la sostenibilidad financiera a largo plazo, las restricciones comerciales, la descarbonización del sector, y el fortalecimiento del reciclaje.
Entre las metas de la industria de la energía solar fotovoltaica, se busca la atracción de inversiones por 120 mil millones de dólares para 2030 y la posibilidad de crear 1 mil 300 puestos de trabajo en la fabricación por cada gigavatio de capacidad de producción. (Diputado Federal, Presidente de la Comisión de Energía)