Resulta inexplicable la ingenuidad con la que parecen actuar o actúan los políticos mexicanos. Quizá por ello muy pocos entran en la categoría de políticos sino más bien se quedan en actores partidistas o electorales.
Una de las muestras nos las ha dado Samuel García en Nuevo León, quien pasando por encima de las leyes intentó ser a la vez gobernador con licencia amañada y candidato a la Presidencia. Cero y van dos, con el vergonzoso espectáculo de Jaime Rodríguez, también neoleonés, ex gobernador y ex aspirante presidencial.
Hay quienes sostienen que el espectáculo fallido de Samuel García beneficiará a Xóchtil Gálvez porque el regio ya no le hará sombra y por el contrario los votos de una clase media inconforme y de los "votantes likes" –los de las redes- se irán a la alianza encabezada por el PAN.
Lo dudo. Escribió el periodista Témoris Grecko: "La candidata estrella no le dio a la oposición los por lo menos 20 puntos que necesita para ganar. Al principio, subió apenas cuatro saltitos Xóchitl. Y ya los perdió", como revela un reportaje de Salvador Frausto, en Milenio. Por el contrario Claudia Sheinbaum subió 8 puntos.
Mientras en la oposición se siguen haciendo bolas, la doctora Sheinbaum ofrece un modelo de orden, disciplina y método. Quizá sus adversarios internos estén agazapados para dar el zarpazo, pero también es previsible que la candidata de Morena siga acumulando más fuerza. De eso se trata una campaña.