Un sexenio después asisto con tristeza al cierre de Casa Alebrijes Centro Cultural. Jaime Ruiz y Delia Cantoral me esperaban en la puerta de Hidalgo 404, en el centro de Villahermosa, con un abrazo silencioso y unas cuantas palabras reunidas en torno al mismo sentimiento: el desconsuelo. Sábado, noviembre 25, año en curso.
Es curioso. Tere, mis hijos y yo, asistimos a la inauguración de Casa Alebrijes un sábado 28 de enero de 2017. Había caído la tarde cuando entre muchas manos se cortó el listón morado, seguido de un aplauso colectivo ante el instante de júbilo que provocó la apertura del espacio cultural.
Recuerdo que Cantoral, vestida de teca tehuana, aunque le decíamos la "tica-teca", por su origen costarricense y su otro origen oaxaqueño, se quedó con la cinta violácea entre las manos, mientras reía y conversaba con Rebeca Díaz, Ruth Pérez, Laura Sierra, Sandra Capitanachi, Javier Pineda, Pedro Luis, la señora Virgilia Ortiz, madre del poeta y ensayista Jaime Ruiz, y otros.
Aquel día en este recinto de la ciudad, se contaron anécdotas literarias, se reseñaron libros por medio de la oralidad, y se degustó comida del istmo en una mesa alargada. Como dije: Tere, mis hijos y yo, estuvimos en aquella inauguración, pero esta vez asistimos, y sin ponernos de acuerdo, al cierre de Casa Alebrijes, a la vuelta de seis años. Misma mesa extendida, un guiso casero, y otros invitados.
Aunque los trabajos para habilitar el inmueble arrendado comenzaron a fines de 2016, este abrió sus puertas en enero de 2017, acontecimiento que quedó registrado en publicaciones digitales, como la que hizo la actriz Laura Sierra: "Hoy estuve en la inauguración y la pasamos maravillosamente, cenando delicioso, brindando muy alegres y deseándoles a Delia y a Jaime, el mejor de los éxitos"; o como la crónica breve que compartió la poeta Gladys Fuentes Milla:
"Casa Alebrijes está con toda su blanca galanura ya con las puertas abiertas, con su alto techo, la colorida cenefa con motivos florales y los emblemáticos colores de Costa Rica y México, pintada a mano por Delia y su hijo Luis; su nicho religioso en donde posteriormente permanecerá una imagen de la Divina Providencia, tallada en madera donada por el gran maestro Baltazar Hernández López, y sus anfitriones esperándolos".
Fuentes Milla, además de describir la casona de Hidalgo —misma que en estos días de diciembre cierra sus puertas en esta dirección— destacó su emoción por abrir este rincón cultural, sobre todo, porque sus promotores han dado un "salto al vacío" en la aventura, y en un "momento crítico" en términos económicos: "Bienvenida Casa Alebrijes, que la propia magia y misticismo del nombre la haga fuerte y la conserve..."
De paso, y esto ya lo había olvidado, la autora del poemario Al viento tu pelo que huele a lima (2018) escribió que quien escribe Cuaderno de notas tomó la palabra durante la inauguración, y "nos tomó de la mano, y sin previo aviso, nos llevó a viajar como un imaginero sin límites, cuando nos dijo que, sin duda, a Casa Alebrijes también llegarían Borges y Cortázar, Sabines, Pellicer y hasta Shakespeare a platicar y tomar café" a través de presentaciones de libros y charlas de obras literarias.
Hace días, 25 de noviembre, irrumpí en Casa Alebrijes para saludar al cuentista Antonio Solís, al poeta José Luis Solís López, a Laura Sierra, a Delfín Cuentacuentos, a Nancy Cruz, a Fidencio Ramos, entre otros. Por cierto, la charla con Solís López sobre el haiku hizo ameno e interesante el almuerzo de despedida.
¿Por qué duele el cierre del Centro Cultural? Porque en estas paredes se venían formando nuevos escritores a través de la mediación de Antonio Solís, nuevos cuentacuentos por medio de Delfín, actores y actrices por el impulso de Laura Sierra; porque entre estas cenefas y la puerta metálica pintada con la imagen de El principito, expusieron los pintores y hablaron nuestros poetas del sur: Álvaro Solís y Balam Rodrigo, ambos multipremiados; y porque todo artista encontró aquí un refugio para crecer o consolidarse...
Casa Alebrijes hace una pausa. Estoy seguro de ello, de que solo es una pausa. Vientos alisios harán que este navío encuentre una nueva isla para seguir siendo ágora, centro o punto de encuentro.
@Librodemar