Confundiendo una victoria alada con un ángel, veneramos nuestra independencia en un monumento que es el más bello símbolo de nuestra capital; esta obra pública de estilo Neoclásico, dedicada a nuestra autonomía, se ubica en la glorieta donde confluyen las calles Río Tíber y Florencia con el Paseo de la Reforma; fue inaugurado el 16 de septiembre de 1910.
Elaborado como una columna honoraria de los romanos, con casi tres metros de diámetro y aproximadamente cincuenta metros de altura, sobre un pedestal con estatuas de los héroes e inscripciones alegóricas a la soberanía de México; nuestro monumento es mucho más hermoso que muchos similares como el de la Columna de Trajano, que en Roma conmemora la conquista de Dacia, en la actual Rumanía; o la que corresponde a Julio en París, Francia, construida para conmemorar la Revolución de 1830.
Sobre el pedestal nuestro, tenemos una escultura de bronce con recubrimiento de oro, que mide más de seis metros de altura y pesa sobre siete toneladas. Inspirada en Niké la diosa griega alada de la victoria; con el brazo derecho extendido sustenta una corona de laurel símbolo de la victoria y el brazo izquierdo hacia abajo sostiene en la mano una cadena rota de tres eslabones, símbolo de los tres siglos de la colonia y la terminación de la esclavitud.
Al frente del pedestal, elaborado en mármol de Carrara por el escultor italiano Enrique Alciati, se aprecia un conjunto que en la parte superior tiene una escultura que mide más de cuatro metros y pesa cuatro toneladas, representando a don Miguel Hidalgo enarbolando una bandera; en un nivel inmediato inferior de base cuadrada, se aprecian las figuras simbólicas de la Musa de la Historia, sentada con un libro y una pluma, acompañada de la efigie de La Patria, ofreciendo al héroe una corona de laurel; en las esquinas de ese nivel también esculpidas en mármol de Carrara, se encuentran las figuras de José María Morelos, Vicente Guerrero, Francisco Xavier Mina y Nicolás Bravo, las que miden sobre tres metros y medio y pesan más de tres toneladas cada una.
En el primer cuerpo del pedestal, también se encuentra una escultura en bronce que pesa aproximadamente cinco toneladas, simbolizando la fuerza y la inteligencia con un león que es dirigido por la figura de un niño. En ese basamento cuadrado se presentan en cada esquina unas diosas griegas sentadas, que fueron fundidas en Florencia, Italia; cada una con un peso de tres toneladas.
En la esquina suroriente correspondiente a la Paz, la figura está inspirada en la diosa griega Irene, equivalente en la mitología romana a la diosa Pax; la que conmemora a la Guerra, se ubica en el lado surponiente, representa a la diosa griega Atenea, que dirigía las acciones bélicas de forma inteligente y ordenada, semejante a la diosa Minerva en la mitología romana; en el nororiente para representar a la Ley eligieron a Eunomia, una de las Horas, hija de Zeus y Temis, que los griegos veneraban como la diosa de las leyes y la legislación, que en la mitología romana se llama Disciplina; encarnando a la justicia, en el área norponiente admiramos la escultura de la diosa Dicea o Diké, que para los griegos personificaba la justicia, similar para los romanos a la diosa Iustitia;
En el mausoleo que se encuentra en la base del Monumento a la Independencia en la Ciudad de México, hay una estatua que representa al irlandés Guillen de Lámpart atado al cadalso para ser consumido por la hoguera en 1659; este precursor de la independencia fue víctima de la inquisición, su caso llegó hasta el rey de España y fue estudiado por el Consejo de Indias, pero se impuso el fanatismo católico dejando impunes los terribles crímenes cometidos por los inquisidores, que asesinaron en nombre de Dios para apropiarse de muchas fortunas.
El sismo de 7.9 grados de la escala de Richter, ocurrido en julio de 1957 causó que el Ángel se cayera, restaurándolo hasta el año siguiente. En 1985 soportó el temblor 8.2 grados de la misma escala, que es el más fuerte que se haya registrado.
Ir a ver este símbolo nacional es muy estimulante, se puede disfrutar esta vivencia, participando en las visitas guiadas que organiza el gobierno de la Ciudad de México.