Ejercicios democráticos

Arengando a la concurrencia y a "mano alzada" en aquellos tiempos se tomaron decisiones basadas en la expresión soberana del pueblo

En sus tiempos, como dirigente opositor en Tabasco, el presidente Andrés Manuel López Obrador solía –con mucha frecuencia--  congregar a sus simpatizantes y adherentes en las plazas públicas y hacer ejercicios democráticos a través de los cuales se tomaban decisiones conforme a la voluntad mayoritaria de la concurrencia.

Arengando a la concurrencia y a  "mano alzada" en aquellos tiempos se tomaron decisiones basadas en la expresión soberana del pueblo; ese pueblo sabio que, en su oportunidad, le apostó y aportó todo con el afán de sostener e impulsar ese gran movimiento político-social que, desde esta región, permitió el arribo del originario de Tepetitán a la Presidencia de México.

Hoy, a más de 40 años del inicio de aquellas luchas democráticas en las que AMLO logró insertar en la mentalidad de un gran sector de la población la idea de que la voz soberana del pueblo es la que debe orientar las decisiones del gobierno, en pleno corazón de la Ciudad de México (el zócalo capitalino) –en el contexto de su 6º. Informe de Gobierno--  en un hecho histórico, sometió a consideración de la numerosa asistencia la reforma al Poder Judicial impulsada en las postrimerías de su sexenio gubernamental.

La natural expresión de la concurrencia (a favor de dicha reforma legislativa) no se hizo esperar ante el exhorto de quien muchas veces –desde ese mismo sitio o de las principales plazas públicas del país--  solicitó la abierta definición popular en temas torales relacionados con la vida económica, política y social del país.

Como en aquellos aciagos momentos en su papel de líder opositor, AMLO sintió y vivió momentos de nostalgia y alegría el domingo pasado al observar nuevamente "a mano alzada" a la gran mayoría de la asistencia reunida en la Plaza de la Constitución avalando la decisión presidencial de impulsar la reforma judicial que en estos días divide opiniones tanto en el país como en el extranjero.

Pero observe usted, lector querido: Si eso ocurrió en el escenario principal del domingo, relacionado con el Informe Presidencial, hay otro hecho no menos importante que viene a ilustrar a toda la sociedad mexicana de cómo –bien que mal— la democracia como estilo de vida pareciera estarse ejercitando ya  –en forma muy sencilla--  hasta en el propio ámbito del Poder Judicial Federal.

Dígalo si no, cuando el lunes –un día después del Informe--  en el seno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sus propios trabajadores emulando al Presidente de la República decidieron también hacer un ejercicio democrático: someter a votación en urnas instaladas para el efecto, la decisión de sumarse al paro que realizan sus compañeros de labores del PJF ante los escarceos legislativos por la iniciativa de reforma al poder judicial.

Los empleados de la SCJN efectuaron ese ejercicio de votación en donde se registraron los datos siguientes:  de los 3 mil 647 solo participaron 1072 y de éstos solo 951 estuvieron de acuerdo con unirse al paro, 116 en contra y 5 se abstuvieron.

Y como alguien dijera por ahí, por algo se empieza: como que los trabajadores de la Suprema Corte ya cayeron en cuenta que, a partir de ahora, todo debe ser mediante votos.  Eso es parte de la reforma judicial: decidir mediante el sufragio efectivo quienes deben ser jueces o magistrados del PJF y terminar –como dice AMLO— con las componendas o los cacicazgos que muchas veces vulneran las interpretaciones legales en la aplicación de las leyes.

Entrelíneas....

Sobre el mismo tema, Juan Pueblo diría que esa gran reforma judicial debiera ampliarse también a todo el sistema de procuración de justicia (las fiscalías, por ejemplo) donde al igual que en el PJF existen vicios y componendas fomentadas muchas veces por personal que está enraizado en esas instituciones desde hace mucho tiempo. Como que también ahí hay que sacudir el gajo, dijera el choco. (altar_mayor@yahoo.com.mx)